miércoles, 2 de julio de 2014

LA TERCERA VIA

Tomado de : http://www.elespectador.com/opinion/tercera-via-columna-501759 Jul 2014 - 11:21 pm ¿Qué es la Tercera Vía? Arlene B. Tickner Por: Arlene B. Tickner 1047Compartido Twitter 250 FaceBook 785 Google 0 opiniones 12 Ayer se dieron cita en Cartagena el presidente Juan Manuel Santos y los exmandatarios Tony Blair, Bill Clinton, Felipe González, Fernando Henrique Cardoso y Ricardo Lagos, todos asociados con la Tercera Vía, con el fin de relanzar este programa (o filosofía política) y discutir su aplicación en un contexto de posconflicto en Colombia. Sin embargo, más allá de la cuña “mercado hasta donde sea posible y Estado donde sea necesario”, vale la pena preguntar cuáles son los principios centrales de la Tercera Vía y si en realidad ofrece una ruta alternativa a tono con las necesidades humanas de hoy. Aunque son numerosos los ejemplos contemporáneos de líderes y movimientos políticos que han declarado su afinidad con una “tercera vía” distinta a los paradigmas económicos y políticos dominantes, el concepto entró en boga con el fin de la Guerra Fría, la disolución de la Unión Soviética y la aceleración de la globalización, y fue popularizado por los “nuevos demócratas” y el “nuevo laborismo”, liderados por Clinton en Estados Unidos y Blair en Inglaterra, respectivamente. En estos y otros países, tanto europeos como no europeos, resultaba políticamente atractiva una fórmula “intermedia” que reconciliara valores sociales progresistas con elementos extraídos del conservadurismo, entre ellos la economía de mercado y el individualismo. En un libro del mismo nombre, el sociólogo británico Anthony Giddens dio sustento teórico a la Tercera Vía al argumentar que en un mundo caracterizado por cambios económicos, sociales, políticos y ecológicos profundos, la democracia social, de querer sobrevivir, requeriría de estrategias distintas. En especial, el autor argumentó que la restauración del ámbito público y de los bienes públicos exigía una combinación de políticas asociadas históricamente con la izquierda y la derecha, entre ellas un Estado garantista más que proveedor, un mercado autónomo pero amoldado a los objetivos públicos y una sociedad civil independiente y pujante. La Tercera Vía buscó así desmarcarse de la socialdemocracia tradicional al plantear un camino “pragmático” que reconciliara objetivos antagónicos tales como la justicia social y la efectividad económica. No obstante, sus críticos han señalado que al aceptar al neoliberalismo como forma hegemónica de organización económica ésta se limitó a proponer correctivos mínimos sin buscar la transformación del orden existente. Si se entiende el neoliberalismo —siguiendo al teórico social David Harvey— como una forma de racionalidad política que ordena no sólo la economía, sino todas las esferas de la actividad humana, puede afirmarse incluso que la Tercera Vía participó en su reingeniería al poner a su servicio ideas progresistas tales como la igualdad, equidad, inclusión y comunidad, y al abandonar la preocupación central de la socialdemocracia por los efectos dañinos del capitalismo. Al ignorar la crisis actual de la democracia liberal, evidenciada en la ola de manifestaciones ciudadanas que se han visto alrededor del mundo, la Tercera Vía corre el riesgo adicional de ser obsoleta, además de statuquoista. En la medida en que no siente una posición crítica frente a la democracia, el Estado y la globalización, desentona con las reivindicaciones sociales del momento, y con formas de hacer política más abiertas y menos jerarquizadas que las suyas. En lugar de su relanzamiento, como pretende el presidente Santos, lo único que plantea esta versión de la Tercera Vía es la necesidad de crear otra distinta.

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