sábado, 5 de septiembre de 2015

en los siglos XVI y XVII Hubo más europeos esclavizados por los musulmanes que esclavos negros enviados a América

Tomado de: http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=4449 Así fue en los siglos XVI y XVII Hubo más europeos esclavizados por los musulmanes que esclavos negros enviados a América "¿Hay moros en la costa?", decimos todavía hoy para significar la presencia de alguien no particularmente grato. ¿Saben por qué? Agárrense bien, lean este artículo y lo sabrán. elmanifiesto.com 23 de septiembre de 2014 Comparte esta noticia en FacebookComparte esta noticia en TwitterAñadir a del.icio.usAñadir a YahooRSS Imprimir esta noticia Enviar a amigos ¡Quién lo había de decir! La trata de esclavos, esa infamia que, según musulmanes, africanos y europeos etnomasoquistas, constituye la mayor lacra de Europa, ahora resulta que fue ampliamente superada, al menos en los siglos XVI y XVII, por la cometida contra los nuestros por parte del islam. Es cierto, es cierto: el “tú más” no justifica nada. La trata de esclavos negros fue una indignidad tan aborrecible como injustificable. Pero hay una pequeña diferencia: nosotros la reconocemos y deploramos (hoy en día hasta exagerando los zurriagazos). Ellos, en cambio —el mundo musulmán—, no reconoce ni deplora nada. Hay otra diferencia además: cuando nos querían arrebatar a los nuestros, los europeos combatimos todo lo que pudimos al enemigo (y así se produjo la victoria de Lepanto, y así tuvo lugar la expulsión de los moriscos, que colaboraban en las razias). Y cuando capturaban a los blancos, los padres terciarios y mercedarios intentaban rescatarlos. Nada de todo ello existió nunca en África. Pero pasemos a ver lo que nos cuenta el profesor norteamericano Robert C. Davis. Los historiadores estadounidenses han estudiado todos los aspectos de la esclavización de los africanos por parte de los blancos, pero han ignorado en gran medida la esclavitud de los blancos por parte de los africanos del Norte. Christian Slaves, Muslim Masters [Esclavos cristianos, amos musulmanes][1] es un libro cuidadosamente documentado y escrito con claridad sobre lo que el profesor Davis denomina "la otra esclavitud", que floreció durante aproximadamente la misma época que el tráfico transatlántico de esclavos y que devastó a cientos de comunidades costeras europeas. En la mente de los blancos de hoy, la esclavitud no juega en absoluto el papel central que tiene entre los negros. Y, sin embargo, no se trató ni de un problema de corta duración ni de algo carente de importancia. La historia de la esclavitud en el Mediterráneo es, de hecho, tan siniestra como las descripciones más tendenciosas de la esclavitud americana. Un comercio al por mayor La costa de Berbería, que se extiende desde Marruecos hasta la actual Libia, fue el hogar de una próspera industria del secuestro de seres humanos desde 1500 hasta aproximadamente 1800. Las principales capitales esclavistas eran Salé (en Marruecos), Túnez, Argel y Trípoli, habiendo sido las armadas europeas demasiado débiles durante la mayor parte de este período para efectuar algo más que una resistencia meramente simbólica. El tráfico trasatlántico de negros era estrictamente comercial, pero para los árabes los recuerdos de las Cruzadas y la rabia por haber sido expulsados de España en 1492 parecen haber motivado una campaña de secuestro de cristianos que casi parecía una yihad. "Fue quizás este aguijón de la venganza, frente a los amables regateos en la plaza del mercado, lo que hizo que los traficantes islámicos de esclavos fueran mucho más agresivos y en un principio mucho más prósperos (por así decirlo) que sus homólogos cristianos", escribe el profesor Davis. Durante los siglos XVI y XVII fueron más numerosos los esclavos conducidos al sur a través del Mediterráneo que al oeste a través del Atlántico. Algunos fueron devueltos a sus familias contra pago de un rescate, otros fueron utilizados para realizar trabajos forzados en África del Norte, y los menos afortunados murieron trabajando como esclavos en las galeras. Lo que más llama la atención de las razias esclavistas contra las poblaciones europeas es su escala y alcance. Los piratas secuestraron a la mayoría de sus esclavos interceptando barcos, pero también organizaron grandes asaltos anfibios que prácticamente dejaron despobladas partes enteras de la costa italiana. Italia fue el país que más sufrió, en parte debido a que Sicilia está a sólo 200 km de Túnez, pero también porque no tenía un gobierno central fuerte que pudiese resistir a la invasión. Las grandes razias a menudo no encontraron resistencia Cuando los piratas saquearon, por ejemplo, Vieste en el sur de Italia en 1554, se hicieron con el alucinante número de 6.000 presos. Los argelinos secuestraron 7.000 esclavos en la bahía de Nápoles en 1544, una incursión que hizo caer tanto el precio de los esclavos que se decía poder "intercambiar a un cristiano por una cebolla". España también sufrió ataques a gran escala. Después de una razia en Granada en 1556 que se llevó a 4.000 hombres, mujeres y niños, se decía que "llovían cristianos en Argel". Y por cada gran razia de este tipo, había docenas más pequeñas. La aparición de una gran flota podía hacer huir a toda la población al interior, vaciando las zonas costeras. En 1566, un grupo de 6.000 turcos y corsarios cruzó el Adriático para desembarcar en Francavilla al Mare. Las autoridades no podían hacer nada, y recomendaron la evacuación completa, dejando a los turcos el control de más de 1.300 kilómetros cuadrados de pueblos abandonados hasta Serracapriola. Cuando aparecían los piratas, la gente a menudo huía de la costa hacia la ciudad más cercana, pero el profesor Davis explica que hacer tal cosa no siempre fue una buena estrategia: "Más de una ciudad de tamaño medio, llena de refugiados, fue incapaz de resistir un ataque frontal de cientos de asaltantes. El capitán de los piratas, que de lo contrario tendría que buscar unas pocas docenas de esclavos a lo largo de las playas y en las colinas, ahora podía encontrar mil o más cautivos convenientemente reunidos en un mismo lugar a los que tomar." Los piratas volvían una y otra vez para saquear el mismo territorio. Además de un número mucho mayor de pequeñas incursiones, la costa de Calabria sufrió las siguientes depredaciones graves en menos de diez años: 700 personas capturadas en una sola razia en 1636, 1.000 en 1639 y 4.000 en 1644. Durante los siglos XVI y XVII, los piratas establecieron bases semipermanentes en las islas de Isquia y Procida, cerca de la desembocadura de la Bahía de Nápoles, elegida por su tráfico comercial. Al desembarcar, los piratas musulmanes no dejaban de profanar las iglesias. A menudo robaban las campanas, no sólo porque el metal fuese valioso, sino también para silenciar la voz distintiva del cristianismo. En las pequeñas y más frecuentes incursiones, un pequeño número de barcos operaba furtivamente y se dejaba caer con sigilo sobre los asentamientos costeros en mitad de la noche, con el fin de atrapar a las gentes "mansas y todavía desnudas en la cama". Esta práctica dio origen al dicho siciliano "pigliato dai turchi" ("tomado por los turcos"), y se emplea cuando se coge a alguien por sorpresa o por estar dormido o distraído. Las mujeres eran más fáciles de atrapar que los hombres, y las zonas costeras podían perder rápidamente todas las mujeres en edad de tener hijos. Los pescadores tenían miedo de salir, y no se hacían a la mar más que en convoyes. Finalmente, los italianos abandonaron gran parte de sus costas. Como explica el profesor Davis, a finales del siglo XVII, "la península italiana fue saqueada por corsarios berberiscos durante dos siglos o más, y las poblaciones costeras se retiraron en gran medida a pueblos fortificados en las colinas, o a ciudades más grandes como Rimini, abandonando kilómetros de costa, ahora pobladas de vagabundos y filibusteros". No fue hasta alrededor de 1700 cuando los italianos estuvieron en condiciones de prevenir las razias, aunque la piratería en los mares pudo continuar sin obstáculos. La piratería llevó a España y sobre todo a Italia a alejarse del mar y a perder con efectos devastadores sus tradiciones de comercio y navegación: "Por lo menos para España e Italia, el siglo XVII representó un período oscuro en el que las sociedades española e italiana fueron meras sombras de lo que habían sido durante las anteriores épocas doradas". Algunos piratas árabes eran avezados navegantes de alta mar, y aterrorizaban a los cristianos hasta una distancia de 1.600 kilometros. Una espectacular razia en Islandia en 1627 dejó cerca de 400 prisioneros. Existe la creencia de que Inglaterra era una potencia naval formidable desde la época de Francis Drake, pero a lo largo del siglo XVII los piratas árabes operaron libremente en aguas británicas, penetrando incluso en el estuario del Támesis para capturar y asolar las ciudades costeras. En sólo tres años, desde 1606 hasta 1609, la armada británica reconoció haber perdido, por culpa de los corsarios argelinos, no menos de 466 buques mercantes británicos y escoceses. A mediados de la década de 1600, los británicos se dedicaron a un activo tráfico de negros entre ambos lados del Atlántico, pero muchas de las tripulaciones británicas pasaron a ser propiedad de los piratas árabes. La vida bajo el látigo Los ataques terrestres podían ser muy exitosos, pero eran más arriesgados que los marítimos. Los navíos eran por lo tanto la principal fuente de esclavos blancos. A diferencia de sus víctimas, los buques piratas tenían dos modos de propulsión: además de las velas, los galeotes. Llevaban muchas banderas diferentes, por lo que cuando navegaban podían enarbolar el pabellón que tuviera más posibilidades de engañar a sus presas. Un buen barco mercante de gran tamaño podía llevar unos 20 marinos en buen estado de salud, preparados para durar algunos años en galeras. Los pasajeros en cambio para servían obtener un rescate. Los nobles y ricos comerciantes se convirtieron en piezas atractivas, así como los judios, que a menudo podían significar un suculento rescate pagado por sus correligionarios. Los dignatarios del clero también eran valiosos porque el Vaticano solía pagar cualquier precio para arrancarlos de las manos de los infieles. Cuando llegaban los piratas, a menudo los pasajeros se quitaban sus buenos ropajes y trataban de vestirse tan mal como fuese posible, con la esperanza de que sus captores les restituyeran a sus familias a cambio de un modesto rescate. Este esfuerzo resultaba inútil si los piratas torturaban al capitán para sonsacarle información sobre los pasajeros. También era común hacer que los hombres se desnudaran, para buscar objetos de valor cosidos en la ropa, y ver si los circuncidados judíos no estaban disfrazados de cristianos. Si los piratas iban cortos de esclavos en galeras, podían poner algunos de sus cautivos a trabajar de inmediato, pero a los presos los colocaban generalmente en la bodega para el viaje de regreso. Iban apiñados, apenas podían moverse entre la suciedad, el mal olor y los parásitos, y muchos morían antes de llegar a puerto. A su llegada al norte de África, era tradición que los cristianos recientemente capturados desfilaran por las calles para que la gente pudiera hacer burla de ellos y los niños cubrirlos de basura. En el mercado de esclavos, los hombres estaban obligados a brincar para demostrar que no eran cojos, y los compradores a menudo querían desnudarlos para ver si estaban sanos, lo cual también permitía evaluar el valor sexual de hombres y mujeres; las concubinas blancas tenían un gran valor, y todas las capitales esclavistas poseían una floreciente red homosexual. Los compradores que esperaban hacer dinero rápido con un gran rescate examinaban los lóbulos de las orejas para encontrar marcas de perforación, lo cual era indicio de riqueza. También era habitual examinar los dientes de un cautivo para ver si podía sobrevivir a un régimen esclavista duro. El pachá o soberano de la región recibía un cierto porcentaje de los esclavos como forma de impuesto sobre la renta. Estos eran casi siempre hombres, y se convertían en propiedad del gobierno en lugar de ser propiedad privada. A diferencia de los esclavos privados, que por lo general embarcaban con sus amos, aquéllos vivían en bagnos, que es como se llamaba a los almacenes de esclavos del pachá. Era común afeitar la cabeza y la barba de los esclavos públicos como humillación adicional, en un momento en que la cabeza y el vello facial eran una parte importante de la identidad masculina. La mayoría de estos esclavos públicos pasaban el resto de sus vidas como esclavos en galeras. Resulta difícil imaginar una existencia más miserable. Los hombres eran encadenados tres, cuatro o cinco a cada remo, y sus tobillos quedaban encadenados también juntos. Los remeros nunca dejaban su bancada, y cuando se les permitía dormir, lo hacían en ella. Los esclavos podían empujarse para llegar a hacer sus necesidades en un agujero en el casco, pero a menudo estaban demasiado cansados ​​o desanimados para moverse y descargaban ahí donde estaban sentados. No tenían ninguna protección contra el ardiente sol mediterráneo, y sus amos les despellejaban las espaldas con el instrumento favorito del negrero: el látigo. No había casi ninguna posibilidad de escape o rescate, el trabajo de un galeote era el de matarse a trabajar —sobre todo en las razias para capturar más miserables como él—, siendo arrojados por la borda a la primera señal de enfermedad grave. Cuando la flota pirata estaba en puerto, los galeotes vivían en el bagno y hacían todo el trabajo sucio, peligroso o agotador que el Pachá les ordenara hacer. Solían cortar y arrastrar piedras, dragar el puerto o encargarse de las labores más penosas. Los esclavos que se encontraban en la flota del sultán ruco ni siquiera tenían esa opción. A menudo estaban en el mar durante meses seguidos y permanecían encadenados a los remos incluso en el puerto. Sus barcos eran prisiones de por vida. Otros esclavos en la costa bereber tenían un trabajo más variado. A menudo hacían el trabajo agrícola que asociamos a la esclavitud en Estados Unidos, pero los que tenían habilidades eran alquilados por sus dueños. Algunos de éstos simplemente aflojaban a sus esclavos durante la jornada con orden de regresar con una cierta cantidad de dinero por la noche, bajo la amenaza de ser golpeados brutalmente en caso de no hacerlo. Los dueños esperaban normalmente una ganancia de un 20% sobre el precio de compra. Hicieran lo que hiciesen, en Túnez y Trípoli los esclavos llevaban un anillo de hierro alrededor de un tobillo y arrastraban una pesada cadena de entre 11 y 14 kg. Algunos dueños ponían a sus esclavos blancos a trabajar las tierras muy lejos, donde todavía se enfrentan a otra amenaza: una nueva captura y una nueva esclavitud más en el interior. Estos desgraciados probablemente no verían ya más a otro europeo en el resto de su corta vida. El profesor Davis señala que no existía ningún obstáculo a la crueldad: "No había fuerza que pudiese proteger al esclavo de la violencia de su amo, no existían leyes locales en contra de la crueldad, ni una opinión pública benevolente, y raramente existía una presión efectiva por parte de los Estados extranjeros". Los esclavos blancos no sólo eran mercancías, sino también infieles, y merecían todo el sufrimiento infligido por sus dueños. El profesor Davis señala que "todos los esclavos que, habiendo vivido en bagnos, sobrevivieron para contar sus experiencias destacaban la crueldad y la violencia endémica ahí practicada". El castigo favorito era el azotamiento. Un esclavo podía recibir hasta 150 o 200 golpes, lo cual podía dejarlo lisiado. La violencia sistemática convirtió a muchos hombres en autómatas. Los esclavos cristianos eran a menudo tan abundantes y tan baratos que no había ningún incentivo para cuidarlos. Muchos dueños les hacían trabajar hasta morir y compraban otros para remplazarlos. Los esclavos públicos también contribuían a un fondo para mantener a los sacerdotes en el bagno. Era una época muy religiosa, e incluso en las condiciones más terribles los hombres querían tener la oportunidad de confesarse, y, lo más importante, de recibir la extremaunción. Había casi siempre un sacerdote cautivo o dos en los bagnos, pero para estar disponible para sus deberes religiosos, otros esclavos debían contribuir y comprarle su tiempo al Pachá, por lo que a algunos esclavos en las galeras no les quedaba nada para comprar comida o ropa. Sin embargo, durante ciertos períodos, los europeos que vivían libres en las ciudades bereberes contribuían a los gastos de mantenimiento de los sacerdotes de los bagnos. Para algunos, la esclavitud se convirtió en algo más que soportable. Ciertos oficios, en particular, el de constructor naval, eran tan codiciados que el dueño de un esclavo podía recompensarlo con una villa privada y amantes. Incluso algunos residentes del bagno lograron sacar partido de la hipocresía de la sociedad islámica y mejorar de tal modo su condición. La ley prohibía estrictamente a los musulmanes el comercio de alcohol, pero era más indulgente con los musulmanes que sólo lo consumían. Los esclavos emprendedores establecieron tabernas en los bagnos, y algunos llegaban a tener una buena vida al servicio de los musulmanes bebedores. Una forma de aligerar la carga de la esclavitud era "tomar el turbante" y convertirse al islam. Esto eximia del servicio en galeras, de los trabajos más penosos y de alguna que otra faena impropia de un hijo del profeta, pero no de ser esclavo. Uno de los trabajos de los sacerdotes de los bagnos era evitar que los hombres desesperados se convirtieran, pero la mayoría de esclavos no parecían necesitar el tal consejo. Los cristianos creían que la conversión podría poner en peligro sus almas, además de requerirse también el desagradable ritual de la circuncisión de los adultos. Muchos esclavos parecían sufrir los horrores de la esclavitud tratándolos como un castigo por sus pecados y como una prueba a su fe. Los dueños les disuadían de la conversión, ya que éstas limitaban el uso de los malos tratos y bajaban el valor de reventa de un esclavo. Para los esclavos, resultaba imposible escapar. Estaban muy lejos de casa, a menudo eran encadenados, y podían ser identificados de inmediato por sus rasgos europeos. La única esperanza era el rescate. A veces la suerte no tardaba en llegar. Si un grupo de piratas había capturado tantos hombres como para no tener ya espacio bajo el puente, podía hacer una incursión en una ciudad y luego regresar a los pocos días para vender los cautivos a sus familias. Por lo general, ello se hacía a un precio mucho menor que el de alguien que se rescataba desde África del Norte, pero con todo era mucho más de lo que los agricultores se podían permitir. Los agricultores generalmente no tenían liquidez, ni bienes al margen de la casa y la tierra. Un comerciante estaba por lo general preparado para comprarlos a un precio bajo, pero significaba que el cautivo regresaba a una familia completamente arruinada. La mayoría de los esclavos dependían de La labor caritativa de los trinitarios (orden fundada en Italia en 1193) y de los mercedarios (fundada en España en 1203). Estas órdenes religiosas se establecieron para liberar a los cruzados en poder de los musulmanes, pero pronto cambiaron su trabajo por el de la liberación de los esclavos en poder de los piratas berberiscos, recaudando dinero específicamente para esta labor. A menudo ponían cajas de seguridad fuera de las iglesias con la inscripción "por la recuperación de los pobres esclavos", y el clero llamaba a los cristianos ricos a dejar dinero. Las dos órdenes se convirtieron en hábiles negociadoras, y por lo general lograron comprar esclavos a mejores precios que los obtenidos por libertadores sin experiencia. Sin embargo, nunca hubo suficiente dinero para liberar a muchos cautivos, y el profesor Davis estima que no más de un 3 o un 4% de los esclavos fueron rescatados en un solo año. Esto significa que la mayoría dejaron sus huesos en las tumbas anónimas de cristianos, fuera de las murallas de la ciudad. Las órdenes religiosas llevaban cuentas exactas de los resultados obtenidos. En el siglo XVII, los trinitarios españoles, por ejemplo, llevaron a cabo 72 expediciones para el rescate de esclavos, con una media de 220 liberaciones por ​​cada una de dichas expediciones. Era costumbre llevarse con ellos los esclavos liberados y hacerlos caminar por las calles de la ciudad en las grandes celebraciones. Estas procesiones, que tenían una profunda connotación religiosa, se convirtieron en uno de los espectáculos urbanos más característicos de la época. A veces los esclavos marchaban en sus antiguos hábitos de esclavos para enfatizar los tormentos que sufrieron; otras veces llevaban trajes blancos especiales para simbolizar su renacimiento. Según los registros de la época, muchos esclavos liberados no se reinsertaron por completo después de sus vivencias, especialmente si habían pasado muchos años en cautiverio. ¿Cuántos esclavos? El profesor Davis señala que las numerosas investigaciones efectuadas han logrado que se determine con la mayor precisión posible el número de negros traídos a través del Atlántico, pero no existe ningún esfuerzo similar para determinar la extensión de la esclavitud en el Mediterráneo. No es fácil conseguir cifras fiables. Los árabes no suelen conservar los archivos. Pero a lo largo de sus diez años de investigación, el profesor Davis ha logrado desarrollar un método de estimación. Por ejemplo, el registro indica que desde 1580 hasta 1680 hubo un promedio de unos 35.000 esclavos en países berberiscos. Contando con la pérdida constante a través de la muerte y del rescate, si la población se mantuvo constante, entonces la tasa de captura de nuevos esclavos por los piratas era igual a la tasa de desgaste. Hay una buena base para la estimación de las tasas de mortalidad. Por ejemplo, sabemos que de los cerca de 400 islandeses capturados en 1627, sólo hubo 70 supervivientes ocho años después. Además de la desnutrición, el hacinamiento, el exceso de trabajo, y los castigos brutales, los esclavos sufrieron epidemias de peste, que por lo general eliminaban entre el 20 y el 30% de los esclavos blancos. A través de diversas fuentes, el profesor Davis estima que la tasa de mortalidad fue de aproximadamente un 20% al año. Los esclavos no tenían acceso a las mujeres, por lo que la sustitución se realizaba exclusivamente a través de las capturas. Su conclusión: entre 1530 y 1780 hubo, con casi total seguridad, un millón y tal vez hasta millón y cuarto de cristianos blancos europeos esclavizados por los musulmanes de la costa bereber. Esto supera con creces la cifra generalmente aceptada de 800.000 africanos transportados a las colonias de América del Norte y más tarde a los Estados Unidos. El profesor Davis explica que, a finales de 1700, se controló mejor este comercio, pero hubo un renacimiento de la trata de esclavos blancos durante el caos de las guerras napoleónicas. La flota norteamericana no quedó libre de la depredación. Fue sólo en 1815, después de dos guerras contra ellos, que los marinos estadounidenses se libraron de los piratas berberiscos. Estas guerras fueron importantes operaciones para la joven república; una campaña que se recuerda en las estrofas de "a las orillas de Trípoli", en el himno de la marina. Cuando los franceses tomaron Argel en 1830, todavía había 120 esclavos blancos en el bagno. ¿Por qué hay tan poco interés por la esclavitud del Mediterráneo, mientras que la erudición y la reflexión sobre la esclavitud negra nunca termina? Como explica el profesor Davis, los esclavos blancos con dueños no blancos simplemente no encajan en "la narrativa maestra del imperialismo europeo." Los patrones de victimización tan queridos por los intelectuales requieren de la maldad del blanco, no del sufrimiento del blanco. El profesor Davis también señala que la experiencia europea de la esclavitud a gran escala muestra el engaño en que consiste otro tema favorito de la izquierda: que la esclavitud negra fue un paso crucial en la creación de los conceptos europeos de raza y jerarquía racial. No es así. Desde hace siglos, los propios europeos han vivido con en el miedo del látigo, y un gran número asistieron a procesiones celebradas por el rescate de los esclavos liberados, todos los cuales eran blancos. La esclavitud era un destino más fácilmente imaginable para ellos mismos que para los lejanos africanos. © Le blog de Marysieńka Concluida la lectura, les invitamos a hacer una pequeña constatación. Vayan a Google, pulsen en "Imágenes" y busquen términos tales como "europeos esclavizados", "esclavos blancos" o cualquier otra expresión parecida. Verán lo que les sale... [1] Robert C. Davis, Christian Slaves, Muslim Masters: White Slavery in the Mediterranean, the Barbary Coast, and Italy, 1500-1800, Palgrave Macmillan, 2003, 246 pp., 35 US$.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Cómo ocultan su dinero los corruptos: beneficiario efectivo y dilema del prisionero

Tomado de: http://blogs.iadb.org/gobernarte/2015/08/20/como-ocultan-su-dinero-los-corruptos-beneficiario-efectivo-y-dilema-del-prisionero/ Cómo ocultan su dinero los corruptos: beneficiario efectivo y dilema del prisionero 20 AGO 20150 COMMENTFRANCESCO DE SIMONE 6355811869_baa5c673e3_b Creative Commons – 401(K) 2012 En un post anterior, analicé los riesgos de corrupción en el sector de recursos naturales y la forma en que la transparencia puede ayudar a mitigarlos. En el post se analiza el caso del hijo de un presidente africano, que habría robado millones pertenecientes a su país para comprar propiedades lujosas, incluso en Estados Unidos. Esto suscita la pregunta: ¿Cómo es posible que un funcionario público extranjero pueda blanquear las ganancias de sus delitos en los Estados Unidos? La respuesta tiene mucho que ver con el dilema del prisionero. Aquí se explica el por qué. Cuando los controles anticorrupción fracasan y cuando los corruptos logran desviar los fondos públicos, cometer fraude o pedir sobornos, se enfrentan igualmente al desafío de qué hacer con su botín. Obviamente, un funcionario público corrupto tiene todos los incentivos para esconder al público el hecho de que se está volviendo rico. Esto es cierto, especialmente, si el enriquecimiento no es coherente con su salario oficial y si ocurre muy rápidamente, lo cual haría que quede sometido a un escrutinio riguroso de las autoridades, los medios y el público en general. El lavado de dinero es el proceso mediante el cual los delincuentes vuelven a incorporar las ganancias de sus delitos en la economía legal para disfrazar tanto el origen ilícito de los fondos como su identidad. Generalmente, esto ocurre a través de empresas fantasma. Estas empresas no tienen operaciones independientes, negocios en curso ni empleados, y se crean con el único objetivo de tener la propiedad de un activo (por ejemplo, una residencia de vacaciones con piscina o un yate). Las empresas fantasma se utilizan para disfrazar la identidad del propietario real de un activo (quién técnicamente, se conoce como “beneficiario efectivo” – beneficial owner en inglés), es decir, la persona que finalmente obtiene el beneficio del activo. Ese que nada en la piscina y que toma mojitos en el yate. Para ser claros, mientras que estas estructuras corporativas son utilizadas frecuentemente por los corruptos (ver por ejemplo, las acusaciones contra la FIFA), también benefician a los narcotraficantes y traficantes de armas, los evasores de impuestos, la delincuencia organizada y los terroristas. Un funcionario hipotéticamente corrupto que busca blanquear el producto de un soborno puede pedir ayuda a un especialista (generalmente conocido como Proveedor de Servicios Corporativos, PSC) para crear una empresa fantasma o, mejor aún, una red de empresas fantasma ubicadas en distintas jurisdicciones, para poder ser propietario de la residencia de vacaciones o el yate. En muchos casos, estas empresas se crean con el nombre de otra persona. Una opción es usar a un familiar o amigo del funcionario público. Pero esto también puede generar preguntas y alertas. Otra estrategia es contratar a alguien para que sea el dueño de la empresa o engañarlo para lograr eseobjetivo. Puede ser alguna persona que no tenga ningún tipo de relación con el beneficiario efectivo de manera que, aunque se realice una investigación, no podrá brindar información para identificar al beneficiario. Finalmente, algunas personas que realizan lavado de dinero confían en los PSC que están dispuestos a crear empresas sin recopilar información sobre la identidad de los beneficiarios. Esto hace que el beneficiario efectivo sea prácticamente imposible de rastrear, aunque se realice una investigación (vea un informe detallado y un documental fascinante sobre este tema). El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) obtuvo una base de datos confidencial (llamada Offshore Leaks) con información de más de 100 000 empresas fantasma constituidas en las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, las Islas Cook, Singapur y otras jurisdicciones, comúnmente consideradas paraísos fiscales, y de sus beneficiarios efectivos. Los periodistas de la ICIJ, asociados con colegas de otros países, tomaron esta base de datos como punto de partida para investigar a las empresas fantasma y a sus dueños con el objetivo de documentar docenas de supuestos casos de corrupción, malversación, fraude y evasión de impuestos, ya que la base de datos incluye correos electrónicos y otros archivos que relacionan a personas de alto perfil con empresas fantasma (vea un ejemplo aquí). Bueno, posiblemente piense que el uso de estas empresas fantasma y el ocultamiento de sus beneficiarios efectivos es una práctica que solo existe en pequeñas islas tropicales, comúnmente conocidas como paraísos fiscales o jurisdicciones secretas. Pero esto no es del todo cierto. Por ejemplo, un estudio detallado publicado por la Iniciativa para la Recuperación de Activos Robados (StAR, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial en 2011 divulgó que de una base de datos de 150 casos de corrupción de alto nivel que involucraban un total de 817 empresas fantasma, 102 se habían constituido en Estados Unidos, primero en la lista de jurisdicciones utilizadas con más frecuencia por personas que realizan lavado de dinero. Ciertamente, la falta de transparencia de los beneficiarios efectivos no es solo un problema de los países que tradicionalmente son considerados paraísos fiscales. Por ejemplo, una investigación reciente llevada a cabo por el New York Times en Estados Unidos reveló las identidades de personas de todo el mundo que han estado comprando propiedades inmobiliarias de lujo en Manhattan cuyo valor es de varios millones de dólares. Estas investigaciones han demostrado supuestos vínculos entre las empresas fantasma utilizadas para comprar departamentos y casas de lujo y políticos, empresarios y personas con conexiones políticas que a menudo se sospecha que están involucrados en transacciones corruptas. Las autoridades de Estados Unidos recién ahora están dando los primeros pasos para frenar el lavado de dinero en el sector inmobiliario, como se muestra en este informe. El uso de propiedades inmobiliarias para el lavado de dinero tiene un objetivo claro: no es que todos los delincuentes anhelan tener una vista del Hudson o del Támesis. Más bien, las propiedades inmobiliarias lujosas se pueden alquilar y, una vez que han sido compradas, generan un movimiento de efectivo totalmente legítimo. Estas situaciones existen porque EE. UU., al igual que la mayoría de los países, no ha logrado aún implementar una legislación adecuada sobre la transparencia de los beneficiarios efectivos que ayude a evitar el uso de empresas fantasma para blanquear fondos ilícitos. En particular, los estados de Delaware, Nevada y Wyoming han sido señalados en los medios y por los expertos por el grado de confidencialidad significativo que otorgan a las personas que buscan ocultar su identidad. El tema de los beneficiarios efectivos se ha vuelto tan importante en los esfuerzos internacionales por evitar el lavado de dinero y los flujos financieros ilícitos que el G7 se ha comprometido a aumentar la transparencia en esta área en reiteradas ocasiones, incluso en su Cumbre más reciente en Alemania. Varios países han manifestado su voluntad de crear registros de información sobre beneficiarios efectivos, es decir, establecer la obligación legal para todo aquel que constituya una empresa de revelar ante las autoridades el beneficiario efectivo real y de registrar su nombre en un registro público. Sin embargo, con algunas excepciones, poco se ha hecho. Para América Latina y el Caribe este es un problema fundamental. La región es vulnerable a movimientos ilícitos de corrupción, narcotráfico y delincuencia organizada. Algunos países de la región han estado sometidos a una vigilancia rigurosa por parte del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Por otro lado, también ha habido un gran compromiso con el objetivo de mejorar, como se puede apreciar, en el caso de Nicaragua, que ha sido eliminada de la lista gris del GAFI recientemente con asistencia técnica del BID. ¿Qué ocurre con el dilema del prisionero? Muchos países, no solo de la región de ALC, han sido reacios a ser los primeros en actuar y adoptar un registro de beneficiarios efectivos porque lo ven como una posible desventaja competitiva. ¿Por qué una pequeña isla del Pacífico o del Caribe debería ser la primera en establecer un registro de beneficiarios efectivos y arriesgarse a perder inversión extranjera, si ni Estados Unidos ni el Reino Unido tienen uno? ¿Pero qué pasaría si la lógica se revirtiera? ¿Qué pasaría si los países de América Latina y el Caribe estuvieran entre los primeros del mundo en implementar un registro de beneficiarios efectivos? Como yo lo veo, esto podría ser una oportunidad maravillosa para que los países de la región reafirmen su compromiso de lucha contra la corrupción en un momento muy delicado mientras que, al mismo tiempo, se anticiparían a muchos países que pertenecen a la OCDE y se presentarían como líderes en una de las áreas más críticas de la política de lucha contra la corrupción. PrintFriendly and PDF Share on facebookShare on emailShare on twitterShare on printMore Sharing Services 32 Francesco De Simone Sobre el autor Francesco De Simone es el Asesor Técnico del Fondo de Transparencia, gestionado por la División de Capacidad Institucional del Estado (ICS). Antes de incorporarse al Fondo de Transparencia, Francesco trabajó en temas de transparencia y anticorrupción en la Oficina de Integridad Institucional del BID, en el centro de investigaciones U4 Anti-Corruption Resource Centre, basado en Noruega, en Transparencia Internacional, y en el sector privado.

domingo, 30 de agosto de 2015

Cuando China despierte...

Tomado de: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/cuando-china-despierte/16309229 Cuando China despierte... La economía china es ya la segunda más grande del mundo, pero, con sus problemas actuales, ¿podrá llegar a reemplazar el liderazgo financiero y tecnológico de los EE. UU.? 12:15 a.m. | 30 de agosto de 2015 La predicción de Napoleón, de que ‘cuando China despierte el mundo temblará’, se ha hecho realidad. En las últimas semanas la economía mundial se ha sacudido con cada evento que sucede en China. Cayó la bolsa de valores en Shanghái y al día siguiente cayó en Nueva York. Se desaceleró más la economía China, las autoridades devaluaron el yuan para contrarrestar, y un cataclismo recorrió las bolsas en el mundo entero. Luego, China bajó sus tasas de interés esta semana y los mercados globales se apaciguaron (por ahora). Son síntomas del peso que ha adquirido ya la economía china. Es hoy la segunda más grande del mundo, y muy pronto puede ser la primera. Estos hechos llevan a preguntarse si China podría llegar a reemplazar a EE. UU. como centro de las finanzas y el desarrollo científico y tecnológico. Las bolsas de Shanghái y Hong Kong, sumadas, son ya más grandes que las de Londres, Tokio, Fráncfort y París. Pero ¿podrían llegar a reemplazar a Wall Street como centro financiero del mundo? ¿Y el vibrante Parque Tecnológico de Shanghái, podría llegar a sobrepasar lo que ocurre en los múltiples ‘Silicon Valleys’ en EE. UU.? Publicidad Esto no es un imposible histórico, pues China ya fue el centro económico y tecnológico del mundo, entre los años 400 y 1400. Su ingreso por habitante excedía al de los europeos, quienes viajaban por meses a China para traer los últimos avances tecnológicos, como la pólvora y la imprenta, además de sedas y especias. Europa tuvo luego un auge inesperado al ‘descubrir’ América y África, buscando nuevas rutas hacia China cuando los turcos cerraron el paso por la antigua Constantinopla, y se disparó luego en el siglo XIX con la Revolución Industrial. Mientras tanto China se encerró y cayó en un larguísimo letargo. Por ello, en 1980 era uno de los países más pobres del mundo, con un ingreso por habitante 10 veces menor que el de Europa. Pero luego China se abrió con pragmatismo al comercio y la inversión extranjera, y creció a más de 12 por ciento anual hasta el año 2009. Con ello más de 300 millones de chinos salieron de la pobreza en apenas 25 años, y el ciudadano promedio tiene hoy buena educación, salud, vivienda, TV y computador. Es la transformación económica y social más rápida y masiva de la historia. De haber seguido creciendo tan rápido, habría alcanzado el ingreso per cápita de Europa en un par de décadas. Sin embargo, desde el 2009 China se está desacelerando. La recesión del 2009 en EE. UU., Europa y Japón la obligó a crecer con base en su demanda doméstica (su crecimiento del 12 por ciento fue basado en exportaciones crecientes a esos países). Al no lograr que los chinos consumieran más y ahorraran menos, las autoridades elevaron la inversión doméstica hasta el 50 por ciento del PIB, con proyectos de dudoso impacto. Y lo hicieron mediante un boom de crédito que produjo una gran burbuja en los precios de las acciones y la vivienda. Esa burbuja ya comenzó a reventarse, lo que puede conducir a una crisis financiera. Por todo ello, el crecimiento chino ya cayó del 12 a menos de 7 por ciento por año –arrastrando hacia abajo los precios de los productos básicos y causando el actual frenazo en América del Sur– y podría caer aún más. A mi juicio, el régimen chino, que ha probado ser muy pragmático en lo económico, puede manejar estos problemas y evitar ahora un colapso del crecimiento. Pero tendrá que enfrentar un problema mucho mayor en el futuro. Con sus necesidades básicas ya satisfechas, los ciudadanos chinos reclamarán, tarde o temprano, más libertades civiles y políticas. Y está por verse si el Partido Comunista chino será entonces capaz de abrir gradualmente el compás político, sin que las cosas se le salgan de las manos. O si se repetirá la historia traumática de la antigua Unión Soviética. GUILLERMO PERRY

jueves, 27 de agosto de 2015

Neuroeconomía: más allá del póker y las tragamonedas

Tomado de: http://www.dinero.com/inversionistas/articulo/neuroeconomia-mas-alla-del-poker-tragamonedas-2015/212742 INVERSIONISTAS | 8/27/2015 5:00:00 AM Neuroeconomía: más allá del póker y las tragamonedas La neuroeconomía normalmente es asociada al estudio de los incentivos cerebrales de jugar póker y gastar dinero en tragamonedas, pero recientemente también se aplica al análisis de fundamentos de la teoría económica. Las ciencias sociales y las ciencias naturales se han combinado para darle explicación a los comportamientos humanos. La toma de decisiones de compra, de inversión y gastos, halla su explicación en las ciencias económicas y encuentran su respaldo en la neurociencia dando origen a la neuroeconomía. Por esta razón, se ha promovido la aplicación de la neurociencia en los fundamentos de la teoría económica como las decisiones supuestamente racionales de los agentes. De hecho el profesor de neuroeconomía de la Universidad de Yale, Robert Shiller y cocreador del índice Case-Shiller, aseguró que esta como cualquier otra ciencia podría “estancarse si no hay enfoques fundamentales en el horizonte en su investigación”. De acuerdo a la teoría microeconómica, las decisiones de consumo están determinadas por una combinación de preferencias y precios, y la decisión se toma sopesando estos dos factores. En este sentido, el laboratorio de investigación de neuroeconomía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha incursionado en la investigación de la toma de decisiones al momento de hacer compras y ha sido consistente con la teoría neuroeconómica, pues hay evidencia que sugiere que circuitos neuronales anticipan las ganancias o las pérdidas, las preferencias sobre un producto u otro, mientras que precios relativamente altos activan la ínsula y desactivan la corteza prefrontal medial. Es decir, desactivan el pensamiento superior y activan la parte del cerebro que se relaciona con las emociones primitivas como el miedo, la angustia, etc. Así, los métodos que implementa la neuroeconomía, ofrecen la esperanza de separar y caracterizar distintos componentes en el proceso de toma de decisiones de compra, pero también en las decisiones de inversión. La influencia en las decisiones financieras y de inversión El profesor de neuroeconomía de la Universidad de Duke, Scott Huettel, le explicó al columnista de inversión y finanzas personales del Wall Street Journal, Jason Zweig, cómo los procesos naturales del cerebro afectan la toma de decisiones financieras. Según Huettel, el cerebro codifica puntos de referencia y percibe la información relativa, “lo que invita a los inversores a analizar exageradamente las tendencias recientes del mercado y esto representa una tentación peligrosa al momento de invertir”. El profesor asegura que el cerebro es muy eficiente en reconocer patrones aun cuando no están allí, por lo tanto “si una persona observa que durante dos días seguidos, una acción cae, el cerebro lo reconoce como un patrón y asume que va a estar a la baja al día siguiente, creando una tendencia que no existe”. Este proceso natural del cerebro, “necesariamente modifica el comportamiento, llevando a las personas, incluso a tomar decisiones erróneas” aseguró el catedrático. Este sistema cerebral que tenemos para detectar un patrón nos “puede meter en problemas y nos hará ver cosas que no están” agregó Huettel. Sin embargo “es muy natural de nosotros tomar hasta un pequeño conjunto de datos y convertirlo en una tendencia”. En ese sentido, la teoría económica se fundamenta en la racionalidad de los agentes pero no es un secreto que así como en las decisiones de comprar objetos, las emociones, pueden interferir en las decisiones de inversión y no es un misterio que los mercados financieros reflejan estas irracionalidades individuales impulsadas por las emociones. A su vez, para tener una idea de las tendencias de los sentimientos y percepciones actuales de los inversionistas, el instituto de noticias financieras, Institute Finantial News Brief realizó una encuesta la semana pasada para determinar la anomalía del comportamiento humano que afecta en mayor medida la toma de decisiones de inversión. Según la encuesta realizada a 724 inversores en todo el mundo, el 34% de ellos está de acuerdo con que el pastoreo, es la anomalía del comportamiento que más afecta las decisiones al momento de invertir. El pastoreo significa reaccionar de la misma forma que los otros aun cuando no se esté seguro de si es correcto o no. Según la neurociencia, esto ocurre porque las acciones grupales invaden las convicciones individuales y esto se crea en el cerebro como una tendencia, que “no existe”. Por esta razón, los sucesos en los mercados bursátiles de gran envergadura, no es culpa de los inversores sino de su cerebro.

martes, 25 de agosto de 2015

¿Cómo explicar el matrimonio como un asunto económico?

Tomado de: https://racionalidadltda.wordpress.com/author/experimentosemar/ ¿Cómo explicar el matrimonio como un asunto económico? Publicado el agosto 24, 2015 • Publicado en Aplicaciones • Deja un comentario 1262 Ximena Andrea Navarro Es interesante como el libro La lógica oculta de la vida por Tim Harford, intenta describir las condiciones del matrimonio y el divorcio como un asunto netamente económico, estipulando que se trata de un mercado matrimonial donde existe oferta y demanda y ante la escasez se puede observar como las personas se compartan y llegan al punto de cambiar su preferencias olvidando tal vez el tono romántico del matrimonio. En un principio es complicado intentar modelar el comportamiento de las personas ante situaciones donde se ven afectadas por los sentimientos y gustos, pero en este capítulo comienzan con un ejemplo que hace muy fácil ver cómo se puede describir el comportamiento de las personas a la hora de conseguir pareja en “las citas rápidas”, consiste en una reunión donde hay igual cantidad de hombres y mujeres y cuenta con un tiempo determinado para hablar con personas de su género contrario y anotar si desean o no tener una segunda cita, para volver a tener contacto con las personas por las cuales se interesaron, al siguiente día se envía un correo electrónico y así se hace más fácil para todos decidir si quiere continuar saliendo con esta persona o no. Pero, ¿Cómo se puede describir económicamente esta situación?, en este punto llega lo interesante del asunto, se dice que la mujeres suelen ser más exigentes que los hombres a la hora de escoger una pareja, pero si se tiene en cuenta que hay una cantidad mayor de mujeres que de hombres, esto las pone a ellas en una situación complicada porque sus preferencias tienen que ser más flexibles. Algo parecido sucede en las citas rápidas, las mujeres pueden preferir a los hombres altos, pero si en una jornada llegan más cantidad de hombres bajos ellas no dejan de aceptar citas, sino por lo contrario se acomodan a las circunstancias. Ahora lo que sucede en el matrimonio es algo parecido a lo anterior. En el libro es un poco desalentadora la situación para la mujer ante la escasez de hombres, lo que hace que el mercado no sea tan equitativo como uno esperaría. Cuando hay menos hombres ellos tendrían el poder negociación y la mujer se volvería algo así como “precio aceptantes”, es decir, como hay menos hombres las mujeres tendrían que pelearse entre ellas para conocer a su próximo marido y no terminar su vida solas. De pronto lo anterior era algo que sucedía, existía un miedo por parte de las mujeres de quedarse para vestir santos, pero hoy en día considero que la situación ha cambiado, las mujeres ya no tienen la misma preocupación por casarse o formar una familia, sus prioridades han cambiado. Este cambio surgió por los aspectos culturales que se dieron en el entorno. Un ejemplo es la utilización de las pastillas anticonceptivas, esto le dio poder a la mujer de decidir cuándo quería tener un hijo y al mismo tiempo le dio la libertad de tener relaciones sexuales por fuera del matrimonio sin el peligro de quedar atada a la otra persona para toda la vida, tal vez sea esto lo que lleve a que el mercado matrimonial se vuelva más equitativo que antes. Las circunstancias de las mujeres empezaron a cambiar, ya eran aceptadas en más universidades, empezaron a valorar su desempeño laborar y la tecnología contribuyo a que su tiempo en la labores del hogar fuera menor y les permitiera hacer otro tipo de actividades. Estando así la situación, para que casarse tan rápido si se podía disfrutar de la vida y ser autosuficientes. Definitivamente el poder de negociación de los hombres se había perdido y no porque el número de mujeres disminuyera, sino porque su valor se hizo notar. Esto no solo sucedió antes del matrimonio sino también durante el matrimonio, lo que hizo que en un punto las tasa de divorcio aumentaran porque las personas ya no se sentían forzadas a tener que mantenerse en un matrimonio infeliz. Cada uno por caminos separados se podía sostener y una separación no llevaría a un desastre económico familiar. Por otra parte si se tenían hijos, estos iban a crecer y a tomar su camino, por lo cual no seguirían siendo dependientes de sus padres. En conclusión, me alegra que los tiempos hayan cambiado y por mi condición de mujer me siento afortunada que personas del pasado lucharan por un mundo con igualdad de género, de no ser así, en estos momentos no contaría con la posibilidad de estar en la universidad y de pensar en un futuro diferente al de ser un ama de casa, y no con esto quiero decir que sea algo malo, pero hasta el momento es algo que se encuentra en mis planes a largo plazo. Solo espero que cuando llegue ese momento de construir una familia posea el poder de negociación para encontrar la persona indicada y si tengo suerte no tener que ser flexible con mis preferencias. Bibliografía Harford, T. (2009). La lógica oculta de la vida: como la economía explica todas nuestras decisiones (p. 347). Madrid: Ediciones Temas de Hoy.

martes, 18 de agosto de 2015

El Bolivar de Marx

Tomado de: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/58-boliv.htm Archivo Marx/Engels C. Marx BOLÍVAR Y PONTE (1858) BOLÍVAR Y PONTE, Simón, el "Libertador" de Colombia, nació el 24 de julio de 1783 en Caracas y murió en San Pedro, cerca de Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830. Descendía de una de las familias mantuanas, que en la época de la dominación española constituían la nobleza criolla en Venezuela. Con arreglo a la costumbre de los americanos acaudalados de la época, se le envió Europa a la temprana edad de 14 años. De España pasó Francia y residió por espacio de algunos años en París. En 1802 se casó en Madrid y regresó a Venezuela, donde su esposa falleció repentinamente de fiebre amarilla. Luego de este suceso se trasladó por segunda vez a Europa y asistió en 1804 a la coronación de Napoleón como empe rador, hallándose presente, asimismo, cuando Bonaparte se ciñó la corona de hierro de Lombardía. En 1809 volvió a su patria y, pese a las instancias de su primo José Félix Ribas, rehusó adherirse a la revolución que estalló en Caracas el 19 de abril de 1810. Pero, con posterioridad a ese acontecimiento, aceptó la misión de ir a Londres para comprar armas y gestionar la protección del gobierno británico. El marqués de Wellesley, a la sazón ministro de relaciones exteriores, en apariencia le dio buena acogida. pero Bolívar no obtuvo más que la autorización de exportar armas abonándolas al contado y pagando fuertes derechos. A su regreso de Londres se retiró a la vida privada, nuevarnente, hasta que en setiembre de 1811 el general Miranda, por entonces comandante en jefe de las fuerzas rectas de mar y tierra, lo persuadió de que aceptara el rango de teniente coronel en el estado mayor y el mando de Puerto Cabello, la principal plaza fuerte de Venezuela. Cuando los prisioneros de guerra españoles, que Miranda enviaba regularmente a Puerto Cabello para mantenerlos encerrados en la ciudadela, lograron atacar por sorpresa la guardia y la dominaron, apoderándose de la ciudadela, Bolívar, aunque los españoles estaban desarmados, mientras que él disponía de una fuerte guarnición y de un gran arsenal, se embarcó precipitadamente por la noche con ocho de sus oficiales, sin poner al tanto de lo ocurría ni a sus propias tropas, arribó al amanecer a Guaira y se retiró a su hacienda de San Mateo. Cuando la guarnición se enteró de la huida de su comandante, abandonó en buen orden la plaza, a la que ocupade inmediato los españoles al mando de Monteverde. Este acontecimiento inclinó la balanza a favor de España y forzó a Miranda a suscribir, el 26 de julio de 1812, por encargo del congreso, el tratado de La Victoria, que sometió nuevamente a Venezuela al dominio español. El 30 de julio llegó Miranda a La Guaira, con la intención embarcarse en una nave inglesa. Mientras visitaba al coronel Manuel María Casas, comandante de la plaza, se encontró con un grupo numeroso, en el que se contaban don Miguel Peña y Simón Bolívar, que lo convencieron de que se quedara, por lo menos úna noche, en la residencia de Casas. A las dos de la madrugada, encontrándose Miranda profundamente dormido, Casas, Peña y Bolívar se introdujeron en su habitación con cuatro soldados armados, se apoderaron precavidamente de su espada y su pistola, lo despertaron y con rudeza le ordenaron que se levantara y vistiera, tras lo cual lo engrillaron y entregaron a Monteverde. El jefe español lo remitió a Cádiz, donde Miranda, encadenado, murió después de varios años de cautiverio. Ese acto, para cuya justificación se recurrió al pretexto de que Miranda había traicionado a su país la capitulación de La Victoria, valió a Bolívar el especial favor de Monteverde, a tal punto que cuando el primero le solicitó su pasaporte, el jefe español declaró: "Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con laentrega de Miranda". Se autorizó así a Bolívar a que se embarcara con destino a Curazao, donde permaneció seis semanas. En cornpañía de su primo Ribas se trasladó luego a la pequeña república de Cartagena. Ya antes de su arribo habían huido a Cartagena gran cantidad de soldados, ex combatientes a las órdenes del general Miranda. Ribas les propuso emprender una expedición contra los españoles en Venezuela y reconocer a Bolívar como comandante en jefe. La primera propuesta recibió una acogida entusiasta; la segunda fue resistida, aunque finalmente accedieron, a condición de que Ribas fuera el lugarteniente de Bolívar. Manuel Rodríguez Torices, el presidente de la república de Cartagena, agregó a los 300 soldados así reclutados para Bolívar otros 500 hombres al mando de su primo Manuel Castillo. La expedición partió a comienzos de enero de 1813. Habiéndose producido rozamientos entre Bolívar y Castillo respecto a quién tenía el mando supremo, el segundo se retiró súbitamente con sus granaderos. Bolívar, por su parte, propuso seguir el ejemplo de Castillo y regresar a Cartagena, pero al final Ribas pudo persuadirlo de que al menos prosiguiera en su ruta hasta Bogotá, en donde a la sazón tenía su sede el Congreso de Nueva Granada. Fueron allí muy bien acogidos, se les apoyó de mil maneras y el congreso los ascendió al rango de generales. Luego de dividir su pequeño ejército en dos columnas, marcharon por distintos caminos hacia Caracas. Cuanto más avanzaban, tanto más refuerzos recibían; los crueles excesos de los españoles hacían las veces, en todas partes, de reclutadores para el ejército independentista. La capacidad de resistencia de los españoles estaba quebrantada, de un lado porque las tres cuartas partes de su ejército se componían de nativos, que en cada encuentro se pasaban al enemigo; del otro debido a la cobardía de generales tales como Tízcar, Cajigal y Fierro, que a la menor oportunidad abandonaban a sus propias tropas. De tal suerte ocurrió que Santiago Mariño, un joven sin formación, logró expulsar de las provincias de Cumaná y Barcelona a los españoles, al mismo tiempo que Bolívar ganaba terreno en las provincias occidentales. La única sistencia seria la opusieron los españoles a la columna de Ribas, quien no obstante derrotó al general Monteverde en Los Taguanes y lo obligó a encerrarse en Puerto Cabello el resto de sus tropas. Cuando el gobernador de Caracas, general Fierro, tuvo noticias de que se acercaba Bolívar, le envió parlamentarios para ofrecerle una capitulación, la que se firmó en La Victoria. Pero Fierro, invadido por un pánico repentino y sin aguardar el regreso de sus propios emisarios, huyó secretamente por la noche y dejó a más de 1.500 españoles librados a la merced del enemigo. A Bolívar se le tributó entonces una entrada apoteótica. De pie, en un carro de triunfo, al que arrastraban doce damiselas vestidas de blanco y ataviadas con los colores nacionales, elegidas todas ellas entre las mejores familias caraqueñas, Bolívar, la cabeza descubierta y agitando un bastoncillo en la man, fue llevado en una media hora desde la entrada la ciudad hasta su residencia. Se proclamó "Dictador y Libertador de las Provincias Occidentales de Venezuela" --Mariño había adoptado el título de "Dictador de las Provincias Orientales"--, creó la "Orden del Libertador", formó un cuerpo de tropas escogidas a las que denominó guardia de corps y se rodeó de la pompa propia de una corte. Pero, como la mayoría de sus compatriotas, era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dictadura degeneró pronto en una anarquía militar, en la cual asuntos más importantes quedaban en manos de favoritos que arruinaban las finanzas públicas y luego recurrían a medios odiosos para reorganizarlas. De este modo el novel entusiasmo popular se transformó en descontento, y las dispersas fuerzas del enemigo dispusieron de tiempo para rehacerse. Mientras que a comienzos de agosto de 1813 Monteverde estaba encerrado en la fortalede Puerto Cabello y al ejército español sólo le quedaba una angosta faja de tierra en el noroeste de Venezuela, apenas tres meses después el Libertador había perdido su prestigio y Caracas se hallaba amenazada por la súbita aparición en sus cercanías de los españoles victoriosos, al mando de Boves. Para fortalecer su poder tambaleante Bolívar reunió, el 1de enero de 1814, una junta constituida por los vecinos caraqueños más influyentes y les manifestó que no deseaba soportar más tiempo el fardo de la dictadura. Hurtado de Mendoza, por su parte, fundamentó en un prolongado discurso "la necesidad de que el poder supremo se mantuviese en las manos del general Bolívar hasta que el Congreso de Nueva Granada pudiera reunirse y Venezuela unificarse bajo un solo gobierno". Se aprobó esta propuesta y, de tal modo, la dictadura recibió una sanción legal. Durante algún tiempo se prosiguió la guerra contra los españoles, bajo la forma de escaramuzas, sin que ninguno de los contrincantes obtuviera ventajas decisivas. En junio de 1814 Boves, tras concentrar sus tropas, marchó de Calabozo hasta La Puerta, donde los dos dictadores, Bolívar y Mariño, habían combinado sus fuerzas. Boves las encontró allí y ordenó a sus unidades que las atacaran sin dilación. Tras una breve resistencia, Bolívar huyó a Caracas, mientras que Mariño se escabullía hacia Cumaná. Puerto Cabello y Valencia cayeron en las manos de Boves, que destacó dos columnas (una de ellas al mando del coronel González) rumbo a Caracas, por distintas rutas. Ribas intentó en vano contener el avance de González. Luego de la rendición de Caracas a este jefe, Bolívar evacuó a La Guaira, ordenó a los barcos surtos en el puerto que zarparan para Cumaná y se retiró con el resto de sus tropas hacia Barcelona. Tras la derrota que Boves infligió a los insurrectos en Arguita, el 8 de agosto de 1814, Bolívar abandonó furtivamente a sus tropas, esa misma noche, para dirigirse apresuradamente y por atajos hacia Cumaná, donde pese a las airadas protestas de Ribas se embarcó de inmediato en el "Bianchi", junto con Mariño y otros oficiales. Si Ribas, Páez y los demás generales hubieran seguido a los dictadores en su fuga, todo se habría perdido. Tratados como desertores a su arribo a Juan Griego, isla Margarita, por el general Arismendi, quien les exigió que partieran, levaron anclas nuevamente hacia Carúpano, donde, habiéndolos recibido de manera análoga el coronel Bermúdez, se hicieron a la mar rumbo a Cartagena. Allí a fin de cohonestar su huida, publicaron una memoria de justificación, henchida de frases altisonantes. Habiéndose sumado Bolívar a una conspiración para derrocar al gobierno de Cartagena, tuvo que abandonar esa pequeña república y seguir viaje hacia Tunja, donde etaba reunido el Congreso de la República Federal de Nueva Granada. La provincia de Cundinamarca, en ese entonces, estaba a la cabeza de las provincias independientes que se negaban a suscribir el acuerdo federal neogranadino, mientras que Quito, Pasto, Santa Marta y otras provincias todavía se hallaban en manos de los españoles. Bolívar, que llegó el 22 de noviembre de 1814 a Tunja, designado por el congreso comandante en jefe de las fuerzas armadas federales y recibió la doble misión de obligar al presidente de la provincia de Cundinamarca a reconociera la autoridad del congreso y de marchar luego sobre Santa Marta, el único puerto de mar fortificado granadino aún en manos de los españoles. No presentó dificultades el cumplimiento del primer cometido, puesto que Bogotá, la capital de la provincia desafecta, carecía de fortificaciones. Aunque la ciudad había capitulado, Bolívar permitió a sus soldados que durante 48 horas la saquearan. En Santa Marta el general español Montalvo, disponía tan sólo de una débil guarnición de 200 hombres y de una plaza fuerte en pésimas condiciones defensivas, tenía apalabrado ya un barco francés para asegurar su propia huida; los vecinos, por su parte, enviaron un mensaje a Bolívar participándole que, no bien apareciera, abrirían las puertas de la ciudad y expulsarían a la guarnición. Pero en vez de marchar contra los españoles de Santa Marta, tal como se lo había ordenado el congreso, Bolívar se dejó arrastrar por su encono contra Castillo, el comandante de Cartagena, y actuando por su propia cuenta condujo sus tropas contra esta última ciudad, parte integral de la República Federal. Rechazado, acampó en Popa, un cerro situado aproximadamente a tiro de cañon de Cartagena. Por toda batería emplazó un pequeño cañón, contra una fortaleza artillada con unas 80 piezas. Pasó luego del asedio al bloqueo, que duró hasta comienzos de mayo, sin más resultado que la disminución de sus efectivos, por deserción o enfermedad, de 2.400 a 700 hombres. En el ínterin una gran expedición española comandada por el general Morillo y procedente de Cádiz había arribado a la isla Margarita, el 25 de marzo de 1815. Morillo destacó de inmediato poderosos refuerzos a Santa Marta y poco después sus fuerzas se adueñaron de Cartagena. Previamente, empero, el 10 de mayo 1815, Bolívar se había embarcado con una docena de oficiales en un bergantín artillado, de bandera británica, rumbo a Jamaica. Una vez llegado a este punto de refugio publicó una nueva proclama, en la que se presentaba como la víctima de alguna facción o enemigo secreto y defendía su fuga ante los españoles como si se tratara una renuncia al mando, efectuada en aras de la paz pública. Durante su estada de ocho meses en Kingston, los genrales que había dejado en Venezuela y el general Arismendi en la isla Margarita presentaron una tenaz resistencia las armas españolas. Pero después que Ribas, a quién Bolívar debía su renombre, cayera fusilado por los españoles tras la toma de Maturín, ocupó su lugar un hombre de condiciones militares aun más relevantes. No pudiendo desempeñar, por su calidad de extranjero, un papel autónomo en la revolución sudamericana, este hombre decidió entrar al servicio de Bolívar. Se trataba de Luis Brion. Para prestar auxilios a los revolucionarios se había hecho a la mar en Londres, rumbo a Cartagena, con una corbeta de 24 cañones, equipada en gran parte a sus propias expensas y cargada con 14.000 fusiles y una gran cantidad de otros pertrechos. Habiendo llegado demasiado tarde y no pudiendo ser útil a los rebeldes, puso proa hacia Cayos, en Haití, adonde muchos emigrados patriotas habían huido tras la capitulación de Cartagena. Entretanto Bolívar se había trasladado también a Puerto Príncipe donde, a cambio de su promesa de liberar a los esclavos, el presidente haitiano Pétion le ofreció un cuantioso apoyo material para una nueva expedición contra los españoles de Venezuela. En Los Cayos se encontró con Brion y los otros emigrados y en una junta general se propuso a sí mismo como jefe de la nueva expedición, bajo la condición de que, hasta la convocatoria de un cóngreso general, él reuniría en sus manos los poderes civil y militar. Habiendo aceptado la mayoría esa condición, los expedicionarios se hicieron a la mar el 16 de abril de 1816 con Bolívar como comandante y Brion en calidad de almirante. En Margarita, Bolívar logró ganar para su causa a Arismendi, el comandante de la isla, quien había rechazado a los españoles a tal punto que a éstos sólo les restaba un único punto de apoyo, Pampatar. Con la formal promesa de Bolívar de convocar un congreso nacional en Venezuela no bien se hubiera hecho dueño del país, Arismendi hizo reunir una junta en la catedral de Villa del Norte y proclamó públicamente a Bolívar jefe supremo de las repúblicas de Venezuela y Nueva Granada. El 31 de mayo de 1816 desembarcó Bolívar en Carúpano, pero no se atrevió a impedir que Mariño y Piar se apartaran de él y efectuaran, por su propia cuenta, una campaña contra Cumaná. Debilitado por esta separación y siguiendo los consejos de Brion se hizo a la vela rumbo a Ocumare [de la Costa], adonde arribó el 3 de julio de 1816 con 13 barcos, de los cuales sólo 7 estaban artillados. Su ejército se componía tan sólo de 650 hombres, que aumentaron a 800 por el reclutamiento de negros, cuya liberación había proclamado. En Ocumare difundió un nuevo manifiesto, en el que prometía "exterminar a los tiranos" y "convocar al pueblo para que designe sus diputados al congreso. Al avanzar en dirección a Valencia, se topó, no lejos de Ocumare, con el general español Morales, a la cabeza de unos 200 soldados y 100 milicianos. Cuando los cazadores de Morales dispersaron la vanguardia de Bolívar, éste, según un testigo ocular, perdió "toda presencia de ánimo y sin pronunciar palabra, en un santiamén volvió grupas y huyó a rienda suelta hacia Ocumare, atravesó el pueblo a toda carrera, llegó a la bahía cercana, saltó del caballo, se introdujo en un bote y subió a bordo del « Diana», dando orden a toda la escuadra de que lo siguiera a la pequeña isla de Bonaire y dejando a todos sus compañeros privados del menor auxilio". Los reproches y exhortaciones de Brion lo indujeron a reunirse a los demás jefes en la costa de Cumaná; no obstante, como lo recibieron inamistosamente y Piar lo amenazó con someterlo a un consejo de guerra por deserción y cobardía, sin tardanza volvió a partir rumbo a Los Cayos. Tras meses y meses de esfuerzos, Brion logró finalmente persuadir a la mayoría de los jefes militares venezolanos -que sentían la necesidad de que hubiera un centro, aunque simplemente fuese nominal- de que llamaran una vez más a Bolívar como comandante en jefe, bajo la condición expresa de que convocaría al congreso y no se inmiscuiría en la administración civil. El 31 de diciembre de 1816 Bolívar arribó a Barcelona con las armas, municiones y pertrechos proporcionados por Pétion. El 2 de enero de 1817 se le sumó Arismendi, y el día 4 Bolívar proclamó la ley marcial y anunció que todos los poderes estaban en sus manos. Pero 5 días después Arismendi sufrió un descalabro en una emboscada que le tendieran los españoles, y el dictador huyó a Barcelona. Las tropas se concentraron nuevamente en esa localidad, adonde Brion le envió tanto armas como nuevos refuerzos, de tal suerte que pronto Bolívar dispuso de una nueva fuerza de 1.100 hombres. El 5 de abril los españoles tomaron la ciudad de Barcelona, y las tropas de los patriotas se replegaron hacia la Casa de la Misericordia, un edificio sito en las afueras. Por orden de Bolívar se cavaron algunas trincheras, pero de manera inapropiada para defender contra un ataque serio una guarnición de 1.000 hombres. Bolívar abandonó la posición en la noche del 5 de abril, tras comunicar al coronel Freites, en quien delegó el mando, que buscaría tropas de refresco y volvería a la brevedad. Freites rechazó un ofrecimiento de capitulación, confiado en la promesa, y después del asalto fue degollado por los españoles, al igual que toda la guarnición. Piar, un hombre de color, originario de Curazao, concibió y puso en práctica la conquista de la Guayana, a cuyo efecto el almirante Brion lo apoyó con sus cañoneras. El 20 de julio, ya liberado de los españoles todo el territorio, Piar, Brion, Zea, Mariño, Arismendi y otros convocaron en Angostura un congreso de las provincias y pusieron al frente del Ejecutivo un triunvirato; Brion, que detestaba a Piar y se interesaba profundamente por Bolívar, ya que en el éxito del mismo había puesto en juego su gran fortuna personal, logró que se designase al último como miembro del triunvirato, pese a que no se hallaba presente. Al enterarse de ello Bolívar, abandonó su refugio y se presentó en Angostura, donde, alentado por Brion, disolvió el congreso y el triunvirato y los remplazó por un "Consejo Supremo de la Nación", del que se nombró jefe, mientras que Brion y Francisco Antonio Zea quedaron al frente, el primero de la sección militar y el segundo de la sección política. Sin embargo Piar, el conquistador de Guayana, que otrora había amenazado con someter a Bolívar ante un consejo de guerra por deserción, no escatimaba sarcasmos contra el "Napoleón de las retiradas", y Bolívar aprobó por ello un plan para eliminarlo. Bajo las falsas imputaciones de haber conspirado contra los blancos, atentado contra la vida de Bolívar y aspirado al poder supremo, Piar fue llevado ante un consejo de guerra presidido por Brion y, condenado a muerte, se le fusiló el 16 de octubre de 1817. Su muerte llenó a Mariño de pavor. Plenamente consciente de su propia insignificancia al hallarse privado del concurso de Piar, Mariño, en una carta abyectísima, calumnió públicamente a su amigo victimado, se dolió de su propia rivalidad con el Libertador y apeló a la inagotable magnanimidad de Bolívar. La conquista de la Guayana por Piar había dado un vuelco total a la situación, en favor de los patriotas, pues esta provincia sola les proporcionaba más recursos que las otras siete provincias venezolanas juntas. De ahí que todo el mundo confiara en que la nueva campaña anunciada por Bolívar en una flamante proclama conduciría a la expulsión définitiva de los españoles. Ese primer boletín, según el cual unas pequeñas partidas españolas que forrajeaban al retirarse de Calabozo eran "ejércitos que huían ante núestras tropas victoriosas", no tenía por objetivo disipar tales esperanzas. Para hacer frente a 4.000 españoles, que Morillo aún no había podido concentrar, disponía Bolívar de más de 9.000 hombres, bien armados y equipados, abundantemente provistos con todo lo necesario para la guerra. No obstante, a fines de mayo de 1818 Bolívar había perdido unas doce batallas y todas las provincias situadas al norte del Orinoco. Como dispersaba sus fuerzas, numéricamente superiores, éstas siempre eran batidas por separado. Bolívar dejó la dirección de la guerra en manos de Páez y sus demás subordinados y se retiró a Angostura. A una defección seguía la otra, y todo parecía encaminarse a un descalabro total. En ese momento extremadamente crítico, una conjunción de sucesos afortunados modificó nuevamente el curso de las cosas. En Angostura Bolívar encontró a Santander, natural de Nueva Granada, quien le solicitó elementos para una invasión a ese territorio, ya que la población local estaba pronta para alzarse en masa contra los españoles. Bolívar satisfizo hasta cierto punto esa petición. En el ínterin, llegó de Inglaterra una fuerte ayuda bajo la forma de hombres, buques y municiones, y oficiales ingleses, franceses, alemanes y polacos afluyeron de todas partes a Angostura. Finalmente, el doctor [Juan] Germán Roscio, consternado por la estrella declinante de la revolución sudamericana, hizo su entrada en escena, logró el valimiento de Bolívar y lo indujo a convocar, para el 15 de febrero de 1819, un congreso nacional, cuya sola mención demostró ser suficientemente poderosa para poner en pie un nuevo ejército de aproxi madamente 14.000 hombres, con lo cual Bolívar pudo pasar nuevamente a la ofensiva. Los oficiales extranjeros le aconsejaron diera a entender que proyectaba un ataque contra Caracas para liberar a Venezuela del yugo español, induciendo así a Morillo a retirar sus fuerzas de Nueva Granada y concentrarlas para la defensa de aquel país, tras lo cual Bolívar debía volverse súbitamente hacia el oeste, unirse a las guerrillas de Santander y marchar sobre Bogotá. Para ejecutar ese plan, Bolívar salió el 24 de febrero de 1819 de Angostura, después de designar a Zea presidente del congreso y vicepresidente de la república durante su ausencia. Gracias a las maniobras de Páez, los revolucionarios batieron a Morillo y La Torre en Achaguas, y los habrían aniquilado completamente si Bolívar hubiese sumado sus tropas a las de Páez y Mariño. De todos modos, las victorias de Páez dieron por resultado la ocupación de la provincia de Barinas, quedando expedita así la ruta hacia Nueva Granada. Como aquí todo estaba preparado por Santander, las tropas extranjeras, compuestas fundamentalmente por ingleses, decidieron el destino de Nueva Granada merced a las victorias sucesivas alcanzadas el 1 y 23 de julio y el 7 de agosto en la provincia de Tunja. El 12 de agosto Bolívar entró triunfalmente a Bogotá, mientras que los españoles, contra los cuales se habían sublevado todas las provincias de Nueva Granada, se atrincheraban en la ciudad fortificada de Mompós. Luego de dejar en funciones al congreso granadino y al general Santander como comandante en jefe Bolívar marchó hacia Pamplona, donde paso mas de dos meses en festejos y saraos. El 3 de noviembre llego a Mantecal, Venezuela, punto que había fijado a los jefes patriotas para que se le reunieran con sus tropas Con un tesoro de unos 2.000.000 de dólares, obtenidos de los habitantes de Nueva Granada mediante contribuciones forzosas, y disponiendo de una fuerza de aproximadamente 9.000 hombres, un tercio de los cuales eran ingleses, irlandeses, hanoverianos y otros extranjeros bien disciplinados, Bolívar debía hacer frente a un enemigo privado de toda clase de recursos, cuyos efectivos se reducían a 4.500 hombres, las dos terceras partes de los cuales, además, eran nativos y mal podían, por ende, inspirar confianza a los españoles. Habiéndose retirado Morillo de San Fernando de Apure en dirección a San Carlos, Bolívar lo persiguió hasta Calabozo, de modo que ambos estados mayores, enemigos se encontraban apenas a dos días de marcha el uno del otro. Si Bolívar hubiese avanzado con resolución, sus solas tropas europeas habrían bastado para aniquilar a los españoles. Pero prefirió prolongar la guerra cinco años más. En octubre de 1819 el congreso de Angostura había forzado a renunciar a Zea, designado por Bolívar, y elegido en su lugar a Arismendi. No bien recibió esta noticia, Bolívar marchó con su legión extranjera sobre Angostura, tomó desprevenido a Arismendi, cuya fuerza se reducia a 600 nativos, lo deportó a la isla Margarita e invistió nuevamente a Zea en su cargo y dignidades. El doctor Roscio, que había fascinado a Bolívar con las perspectivas de un poder central, lo persuadió de que proclamara a Nueva Granada y Venezuela como "República de Colombia", promulgase una constitución para el nuevo estado --redactada por Roscio-- y permitiera la instalación de un congreso común para ambos países. El 20 de enero de 1820 Bolívar se encontraba de regreso en San Fernando de Apure. El súbito retiro de su legión extranjera, más temida por los españoles que un número diez veces mayor de colombianos, brindó a Morillo una nueva oportunidad de concentrar refuerzos. Por otra parte, la noticia de que una poderosa expedición a las órdenes de O'Donnell estaba a punto de partir de la Península, levantó los decaídos ánimos del partido español. A pesar de que disponía de fuerzas holgadamente superiores, Bolívar se las arregló para no conseguir nada durante la campaña de 1820. Entretanto llegó de Europa la noticia de que la revolución en la isla de León había puesto violento fin a la programada expedición de O'Donnell. En Nueva Granada, 15 de las 22 provincias se habían adherido al gobierno de Colombia, y a los españoles sólo les restaban la fortaleza de Cartagena y el istmo de Panamá. En Venezuela, 6 de las 8 provincias se sometieron a las leyes colombianas. Tal era el estado de cosas cuando Bolívar se dejó seducir por Morillo y entró con él en tratativas que tuvieron por resultado, el 25 de noviembre de 1820, la concertación del convenio de Trujillo, por el que se establecía una tregua de seis meses. En el acuerdo de armisticio no figuraba una sola mención siquiera a la Republica de Colombia, pese a que el congreso había prohibido, a texto expreso, la conclusión de ningún acuerdo con el jefe español si éste no reconocía previamente la independencia de la república. El 17 de diciembre, Morillo, ansioso de desempeñar un papel en España, se embarcó en Puerto Cabello y delegó el mando supremo en Miguel de Latorre; el 10 de marzo de 1821 Bolívar escribió a Latorre participándole que las hostilidades se reiniciarían al término de un plazo de 30 días. Los españoles ocupaban una sólida posición en Carabobo, una aldea situada aproximadamente a mitad de camino entre San Carlos y Valencia; pero en vez de reunir allí todas sus fuerzas, Latorre sólo había concentrado su primera división, 2.500 infantes y unos 1.500 jinetes, mientras que Bolívar disponía aproximadamente de 6.000 infantes, entre ellos la legión británica, integrada por 1.100 hombres, y 3.000 llaneros a caballo bajo el mando de Páez. La posición del enemigo le pareció tan imponente a Bolívar, que propuso a su consejo de guerra la concertación de una nueva tregua, idea que, sin embargo, rechazaron sus subalternos. A la cabeza de una columna constituida fundamentalmente por la legión británica, Páez, siguiendo un atajo, envolvió el ala derecha del enemigo; ante la airosa ejecución de esa maniobra, Latorre fúe el primero de los españoles en huir a rienda suelta, no deteniéndose hasta llegar a Puerto Cabello, donde se encerró con el resto de sus tropas. Un rápido avance del ejército victorioso hubiera producido, inevitablemente, la rendición de Puerto Cabello, pero Bolívar perdió su tiempo haciéndose homenajear en Valencia y Caracas. El 21 de setiembre de 1821 la gran fortaleza de Cartagena capituló ante Santander. Los últimos hechos de armas en Venezuela --el combate naval de Maracaibo en agosto de 1823 y la forzada rendición de Puerto Cabello en julio de 1824-- fueron ambos la obra de Padilla. La revolución en la isla de León, que volvió imposible la partida de la expediúión de O'Donnell, y el concurso de la legión británica, habían volcado, evidentemente, la situación a favor de los colombianos. El Congreso de Colombia inauguró sus sesiones en enero de 1821 en Cúcuta; el 30 de agosto promulgó la nueva constitución y, habiendo amenazado Bolívar una vez mas con renunciar, prorrogó los plenos poderes del Libertador. Una vez que éste hubo firmado la nueva carta constitucional, el congreso lo autorizó a emprender la campaña de Quito (1822), adonde se habían retirado los españoles tras ser desalojados del istmo de Panamá por un levantamiento general de la población. Esta campaña, que finalizó con la incorporación de Quito, Pasto y Guayaquil a Colombia, se efectuó bajo la dirección nominal de Bolívar y el general Sucre, pero los pocos éxitos alcanzados por el cuerpo de ejército se debieron íntegramente a los oficiales británicos, y en particular al coronel Sands. Durante las campañas contra los españoles en el Bajo y el Alto Peru --1823-1824-- Bolívar ya no consideró necesario representar el papel de comandante en jefe, sino que delegó en el general Sucre la conducción de la cosa militar y restringio sus actividades a las entradas triunfales, los manifiestos y la proclamación de constituciones. Mediante su guardia de corps colombiana manipuló las decisiones del Congreso de Lima, que el 10 de febrero de 1823 le encomendó la dictadura; gracias a un nuevo simulacro de renuncia, Bolívar se aseguró la reelección como presidente de Colombia. Mientras tanto su posición se había fortalecido, en parte con el reconocimiento oficial del nuevo estado por Inglaterra, en parte por la conquista de las provincias altoperuanas por Sucre, quién unificó a las últimas en una república independiente, la de Bolivia. En este país, sometido a las bayonetas de Sucre, Bolívar dio curso libre a sus tendencias al despotismo y proclamó el Código Boliviano, remedo del Code Napoleón. Proyectaba trasplantar ese código de Bolivia al Perú, y de éste a Colombia, y mantener a raya a los dos primeros estados por medio de tropas colombianas, y al último mediante la legión extranjera y soldados peruanos. Valiéndose de la violencia, pero también de la intriga, de hecho logró imponer, aunque tan sólo por unas pocas semanas, su código al Perú. Como presidente y libertador de Colombia, protector y dictador del Perú y padrino de Bolivia, había alcanzado la cúspide de su gloria. Pero en Colombia había surgido un serio antagonismo entre los centralistas, o bolivistas, y los federalistas, denominación esta última bajo la cual los enemigos de la anarquía militar se habían asociado a los rivales militares de Bolívar. Cuando el Congreso dé Colombia, a instancias de Bolívar, formuló una acusación contra Páez, vicepresidente de Venezuela, el último respondió con una revuelta abierta, la que contaba secretamente con el apoyo y aliento del propio Bolívar; éste, en efecto, necesitaba sublevaciones como pretexto para abolir la constitución y reimplantar la dictadura. A su regreso del Perú, Bolívar trajo además de su guardia de corps 1.800 soldados peruanos, presuntamente para combatir a los federalistas alzados. Pero al encontrarse con Páez en Puerto Cabello no sólo lo confirmó como máxima autoridad en Venezuela, no sólo proclamó la amnistía para los rebeldes, sino que tomó partido abiertamente por ellos y vituperó a los defensores de la constitución; el decreto del 23 de noviembre de 1826, promulgado en Bogotá, le concedió poderes dictatoriales. En el año 1826, cuando su poder comenzaba a declinar, logro reunir un congreso en Panamá, con el objeto aparente de aprobar un nuevo código democrático internacional. Llegaron plenipotenciarios de Colombia, Brasil, La Plata, Bolivia, México, Guatemala, etc. La intención real de Bolívar era unificar a toda América del Sur en una república federal, cuyo dictador quería ser él mismo. Mientras daba así amplio vuelo a sus sueños de ligar medio mundo a su nombre, el poder efectivo se le escurría rápidamente de las manos. Las tropas colombiams destacadas en el Perú, al tener noticia de los preparativos que efectuaba Bolívar para introducir el Código Boliviano, desencadenaron una violenta insurrección. Los pruanos eligieron al general Lamar presidente de su república, ayudaron a los bolivianos a expulsar del país las tropas colombianas y emprendieron incluso una victoriosa guerra contra Colombia, finalizada por un tratado que redujo a este país a sus límites primitivos, estableció la igualdad de ambos países y separó las deudas públicas de uno y otro. La Convención de Ocaña, convocada por Bolívar para reformar la constitución de modo que su poder no encontrara trabas, se inauguró el 2 de marzo de 1828 con la lectura de un mensaje cuidadosamente redactado, en el que se realzaba la necesidad de otorgar nuevos poderes al ejecutivo. Habiéndose evidenciado, sin embargo, que el proyecto de reforma constitucional diferiría esencialmente del previsto en un principio, los amigos de Bolívar abandonaron la convención dejándola sin quórum, con lo cual las actividades de la asamblea tocaron a su fin. Bolívar, desde una casa de campo situada a algunas millas de Ocaña, publicó un nuevo manifiesto en el que pretendía estar irritado con los pasos dados por sus partidarios, pero al mismo tiempo atacaba al congreso, exhortaba a las provincias a que adoptaran medidas extraordinarias y se declaraba dispuesto a tomar sobre sí la carga del poder si ésta recaía en sus hombros. Bajo la presión de sus bayonetas, cabildos abiertos reunidos en Caracas, Cartagena y Bogotá, adonde se había trasladado Bolívar, lo invisteron nuevamente con los poderes dictatoriales. Una intentona de asesinarlo en su propio dormitorio en Bogotá, de la cual se salvó sólo porque saltó de un balcón en plena noche y permaneció agazapado bajo un puente, le permitió ejercer durante algún tiempo una especie de terror militar. Bolívar, sin embargo, se guardó de poner la mano sobre Santander, pese a que éste había participado en la conjura, mientras que hizo matar al general Padilla, cuya culpabilidad no había sido demostrada en absoluto, pero que por ser hombre de color no podía ofrecer resu tencia alguna. En 1829, la encarnizada lucha de las facciones desgarra ba a la república y Bolívar, en un nuevo llamado a la ciudadanía, la exhortó a expresar sin cortapisas sus deseos en lo tocante a posibles modificaciones de la constitución. Como respuesta a ese manifiesto, una asamblea de notables reunida en Caracas le reprochó públicamente su ambiciones, puso al descubierto las deficiencias de gobierno, proclamó la separación de Venezuela con respecto a Colombia y colocó al frente de la primera al general Páez. El Senado de Colombia respaldó a Bolivar, pero nuevas insurrecciones estallaron en diversos lugares. Tra haber dimitido por quinta vez, en enero de 1830 Bolívar aceptó de nuevo la presidencia y abandonó a Bogotá para guerrear contra Páez en nombre del congreso colombiano. A fines de marzo de 1830 avanzó a la cabeza de 8.000 hombres, tomó Caracuta, que se había sublevado, y se dirigió hacia la provincia de Maracaibo, donde Páez lo esperaba con 12.000 hombres en una fuerte posición. No bien Bolívar se enteró de que Páez proyectaba combatir seriamente, flaqueó su valor. Por un instante, incluso, pensó someterse a Páez y pronunciarse contra el congreso. Pero decreció el ascendiente de sus partidarios en ese cuerpo y Bolívar se vio obligado a presentar su dimision ya que se le dio a entender que esta vez tendría que atenerse a su palabra y que, a condición de que se retirara al extranjero, se le concedería una pensión anual. El 27 de abril de 1830, por consiguiente, presentó su renuncia ante el congreso. Con la esperanza, sin embargo, de recuperar el poder gracias a la influencia de sus adeptos, y debido a que se había iniciado un movimiento de reacción contra Joaquín. Mosquera, el nuevo presidente de Colombia, Bolívar fue postergando su partida de Bogotá y se las ingenió para prolongar su estada en San Pedro hasta fines de 1830, momento en que falleció repentinamente. Ducoudray-Holstein nos ha dejado de Bolívar el siguiente retrato: "Simón Bolívar mide cinco pies y cuatro pulgadas de estatura, su rostro es enjunto, de mejilla hundidas, y su tez pardusca y lívida; los ojos, ni grandes ni pequeños, se hunden profundamente en las órbitas; su cabello es ralo. El bigote le da un aspecto sombrío y feroz, particularmente cuando se irrita. Todo su cuerpo es flaco y descarnado. Su aspecto es el de un hombre de 65 años Al caminar agita incesantemente los brazos. No puede andar mucho a pie y se fatiga pronto. Le agrada tenderse o sentarse en la hamaca. Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano, es un jinete consumado y baila valses con pasión. Le agrada oírse hablar, y pronunciar brindis le deleita. En la adversidad, y cuando está privado de ayuda exterior, resulta completamente exento de pasioness y arranques temperamentales. Entonces se vuelve apacible, paciente, afable y hasta humilde. Oculta magistralmente sus defectos bajo la urbanidad de un hombre educado en el llamado beau monde, posee un talento casi asiatico para el disimulo y conoce mucho mejor a los hombres que la mayor parte de sus compatriotas." Por un decreto del Congreso de Nueva Granada los restos mortales de Bolívar fueron trasladados en 1842 a Caracas, donde se erigió un monumento a su memoria. Véase: Histoire de Bolivar par Gén. Ducoudray-Holstein, continuée jusqu'á sa mort par Alphonse Viollet (Paris, 1831); Memoirs of Gen. John Miller (in the service of the Republic of Peru; Col. Hippisley's Account of his Journey to the Orinoco (London, 1819). Artículo publicado en el tomo III de The New American Cyclopedia. Escrito en enero de 1858. Apareció en la edición alemana de MEW, t. XIV, pp. 217-231. Digitalizado para MIA-Sección en Español por Juan R. Fajardo, y transcrito a HTML por Juan R. Fajardo, febrero de 1999. Para volver al comienzo "presione" AQUÍ Archivo Marx/Engels | MIA - Sección en español

Los diez experimentos de la física que cambiaron la historia

Tomado de: http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2015-08-09/los-diez-experimentos-fisicos-que-cambiaron-el-mundo_956989/?utm_content=bufferb6c56&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer Desde Galileo hasta la foto del ADN Los diez experimentos de la física que cambiaron la historia Desde las piedras que tiró Galileo desde lo alto de la torre de Pisa a la fotografía del ADN que tomó Rosalind Franklin, algunos experimentos han cambiado el modo en que entendemos el mundo Foto: Los diez experimentos de la física que cambiaron la historia R. Pérez 09.08.2015 – 19:43 H. Tags ExperimentosFísica Desde que Arquímides gritó su famoso "¡Eureka!", si es que realmente lo hizo, hasta los sofisticados y a veces enormes experimentos en los que trabajan hoy los físicos de partículas, sería imposible señalar cuál ha sido el momento más importante. El saber científico no se construye en momentos puntuales, sino como una carrera de fondo continuada en el que los investigadores trabajan sobre los resultados anteriores, poniéndolos a prueba e imaginando qué más queda por descubrir. Por eso esta lista de experimentos que cambiaron la historia, recogidos por Chris Woodford, escritor y divulgador científico, está necesariamente incompleta, ya que siempre habrá otros que se quedaron fuera, y faltan por supuesto los que están por venir. Pero son un buen repaso de algunos de los grandes momentos en el que un científico, o un equipo, pusieron su ingenio a trabajar para demostrar una teoría. Algunos son simples momentos de inspiración, mientras que otros tuvieron que trabajar para inventar una máquina que les permitiese poner a prueba sus ideas. 1. Galileo demuestra que todos los objetos caen a la misma velocidad (1589) En la Italia del siglo XVI en la que vivía Galileo Galilei, el saber científico estaba mayoritariamente formado por teorías que no habían sido modificadas significativamente desde la altigua Grecia. Uno de esos antiguos griegos, Aristóteles, había postulado que los objetos caen a distinta velocidad según su peso: cuanto más pesados, más rápida la caída. Uno de los experimentos más famosos de Galileo demostró que Aristóteles estaba equivocado: se subió a la torre de Pisa y lanzó desde lo alto varias bolas de distinto peso, que llegaron al suelo al mismo tiempo. Galileo postuló que si una pluma tarda más en cae que una piedra no tiene que ver con su peso, sino con la resistencia que ejerce el aire en su camino hacia el suelo. De hecho, cuando los astronautas estadounidenses de la misión Apolo 15 llegaron a la Luna, donde la falta de atmósfera hace que el rozamiento con el aire sea inexistente, pusieron a prueba la hipótesis de Galileo: uno de ellos soltó a aproximadamente un metro de altura y al mismo tiempo un martillo y una pluma. Y, efectivamente, ambos cayeron a la misma velocidad. Galileo 1 - Aristóteles 0. 2. Newton divide la luz blanca en sus siete colores (1672) Solemos representar a Isaac Newton acompañado de su inseparable manzana, pero quizá tendríamos que incluir en la estampa un arco iris. Y es que él fue el primero en demostrar cómo se forma ese bonito fenómeno meteorológico. En 1672, Newton hizo pasar la luz que entraba por su ventana a través de un trozo de cristal con forma triangular, o un prisma. El resultado fue la aparición de un espectro de siete colores, que se correspondían con los colores del arco iris. Así demostró que cuando la luz blanca pasa a través de un cristal, ésta se descompone en luz de distintos colores según sus longitudes de onda. 3. Henry Cavendish pesa la Tierra (1798) En el siglo XVIII, el físico británico asumió la titánica tarea de pesar nuestro planeta. Para ello, midió su densidad, de forma que pudiese a partir de ese dato calcular su masa. Para hacerlo, construyó su propio experimento, una balanza con un brazo horizontal de madera de casi 2 metros de longitud, de cuyos extremos cogaban dos esferas de plomo de la misma masa. La vara estaba suspendida por una larga cuerda. Cerca de las esferas, dispuso otras dos esferas de plomo de 175 kg cada una, cuya acción gravitatoria debía atraer las masas de la balanza, produciendo un pequeño giro. La atracción mutua de las esferas grandes y las pequeñas hacía que el brazo de madera girase, retorciendo a su vez el alambre que lo sostenía. Cuando el Aalambre alcanzaba un ángulo en el que la fuerza de torsión equilibraba la fuerza de atracción de las esferas, el brazo dejada de girar. Midiendo ese ángulo, y conociendo la fuerza de torsión del alambre para un ángulo dado, Cavendish pudo determinar la fuerza de atracción entre los dos pares de masas. Puesto que la fuerza gravitacional de la Tierra sobre cada bola pequeña podía medirse pesándolas, la relación entre ambas permitió calcular la densidad de la Tierra gracias a la ley de la gravitación universal de Newton. Con este experimento, Cavendish determinó que la densidad de la Tierra era, exactamente, de 5.448 +/- 0,033 veces la del agua. 4. Thomas Young demuestra que la luz es una onda... ¿o no? (1803) Isaac Newton pensaba que un rayo de luzs era una especie de tren o cadena de partítulas diminutas, o corpúsculos, que navegaban a través del espacio y del cielo, hasta que otro gran experimento demostró que no era así en absoluto. A principios del siglo XIX, Thomas Young diseñó el siguiente experimento: cogió una tabla plana, le hizo dos aberturas estrechas y situó una fuente de luz entre las dos, de forma que los rayos atravesasen ambas aberturas simultáneamente y se proyectasen en la pared tras ella. Ese patrón de inferferencia demostraba que los rayos de luz no viajaban como partículas, sino como ondas Si Newton hubiese tenido razón, Young habría visto dos puntos brillantes en la pared y todo el espacio entre ellos completamente a oscuras. Pero no fue así. Lo que Young vio fue un patrón de zonas iluminadas y zonas oscuras allí donde los rayos de ambas aberturas conincidían. En algunas partes, la luz de una abertura se sumaba a la de la otra, iluminando brillantemente un área; en otras, la luz de ambas se sustraía, dejando un área más oscura. Ese patrón de inferferencia demostraba que los rayos de luz no viajaban como partículas, sino como ondas. Pero este no fue el final de la historia. En 1905, Albert Einstein entró en escena, demostrando que la luz sí que podía comportarse como una partícula: si diriges un rayo de luz hacia un metal, puedes formar una corriente eléctrica (el fenómeno del efecto fotoeléctrico le valió un Nobel a Einstein en 1921). Como resultado de ambos experimentos, los científicos han aceptado que la luz se comporta al mismo tiempo como una partícula y como una onda. Este fenómeno es una de las bases de la teoría cuántica. 5. James Prescott Joule demuestra el principio de conservación de la energía (1840) La ley de conservación de la energía es una ley básica de la física que dice que cualquier cosa que ocurre necesita la energía que requiere hacerla. Por ejemplo: si vas a conducir de Madrid a Barcelona necesitas el equivalente a 621 kilómetros en gasolina; o si vas a correr una maratón, necesitas el equivalente a 42 kilómetros en calorías. En cualquie caso, la energía que necesitas es equivalente al trabajo que quieres hacer (entendiendo trabajo como la aplicación de una fuerza durante una determinada distancia. James Prescott Joule demostró experimentalmente este principio a mediados del siglo XIX. Para hacerlo, ideó el siguiente experimento: situó un gran contenedor lleno de agua, con una hélice en su interior. La élice estaba conectada a un eje que salía del contenedor y entorno al cual se había enrollado una cuerda muchas veces. La cuerda corría por una polea y tenía atada una pesa en su otro extremo. Al soltar la pesa, ésta tiraba de la cuerda que a su vez hacía girar el eje y con ello la hélice del contenedor, calentando con ello el agua. Joule liberó la pesa unas 20 veces, de forma que el agua se calentase lo suficiente para medir el aumento de la temperatura. Una vez hechas las mediciones, Joule demostró que la cantidad de energía potencial perdida al soltar la pesa era exactamente la misma cantidad de calor generado en el agua. 6. Hippolyte Fizeau mide la velocidad de la luz (1851) Cuando no había relojes tan precisos como los que tenemos ahora, y lo máximo que se podía concretar el tiempo con precisión era en segundos, el físico francés Hippolyte Fizeau consiguió medir la velocidad de la luz, pero tuvo que hacerlo en grandes distancias. Para ello realizó el siguiente experimento. Lanzó un rayo de luz hacia un espejo, que lo desvió haciéndolo pasar por entre los dientes de una rueda dentada que giraba cientos de veces por segundo. Fizeau colocó un espejo a unos 8,5 kilómetros de su aparato, de forma que la luz viajase hasta él y volviese hasta el telescopio por el que miraba. Él sabía lo lejos que había viajado la luz, así que solo tenía que medir cuánto tardaba en hacerlo. La rueda dentada era su reloj: sabiendo cuántos dientes tenía y a qué velocidad giraba, podría ajustar esa velocidad hasta bloquear la luz del espejo más lejano. Así, sabía que la luz solo había viajado una vez desde la lámpara hasta el espejo y de vuelta hasta él, y todo lo que tenía que hacer era dividir la distancia entre el tiempo que había tardado para calcular la velocidad de la luz. El resultado que obtuvo fue un 5% más alto de lo que conocemos hoy, pero aún así fue un resultado más que notable para los medios de los que disponía. 7. Robert Millikan mide la carga del electrón (1909) La unidad mínima de electricidad es igual a la carga de un solo electrón, pero ¿cómo medir algo tan pequeño? A principios del siglo XX, Robert Millikan dio con la clave. Roció gotas de aceite entre dos placas eléctricamente cargadas que estaban suspendidas horizontalmente, una debajo de la otra. Después de aplicar sobre ellas una carga eléctrica, descubrió que podía moverlas arriba y abajo al ajustar el voltaje de las placas, y midiendo la velocidad de su movimiento, podía calcular la carga que tenían. Entendió que las gotas debían portar varias únidades de carga eléctrica y que eso afectaba a la cómo de rápido caían o se elevaban al activar la corriente El experimento funcionaba de la siguiente forma: las gotas de aceite, al tener masa como cualquier otro objeto, eran atraídas hacia abajo por la fuerza de la gravedad hasta alcanzar su velocidad terminal, que Millilan podía medir. Después les aplicó carga negativa, de forma que pudiese detener su caía aplicando un voltaje negativo a la placa de arriba, o, en otras palabras, conseguir que su peso fuese compensado con una fuerza de atracción eléctrica que tirase de ellas hacia arriba. Con la corriente activada, descubrió que algunas gotas comenzaban a caer más despacio, otras se detenían y algunas incluso comenzaban a ascender. Entendió que las gotas debían portar varias únidades de carga eléctrica (varios electrones) y que eso afectaba a la cómo de rápido caían o se elevaban al activar la corriente. Al medir su velocidad terminal con la corriente activada, y comparándola con la velocidad terminal sin corriente, pudo calcular la unidad básica de carga eléctrica, conocida ahora como la carga del electrón, con una precisión admirable. Por este trabajo ganó un Nobel en 1923. 8. Ernest Rutherford, y sus colaboradores, dividen el átomo (1897-1932) Los antiguos griegos creían que la materia estaba formada por unos bloques básicos que llamaron átomos, una palabra que significa "que no puede ser dividido". Sin embargo, a finales del siglo XIX los científicos comenzaron a darse cuenta de que los átomos estaban formados por partículas aún más pequeñas. La división del átomo se consiguió con una serie de experimentos que tuvieron lugar entre 1897 y 1932, en los que se estudió de qué partes constaba un átomo y cómo estaban organizadas. Mientras daba clases en la Universidad de Manchester, Ernest Rutherford pidió a dos de sus alumnos, Hans Geiger y Ernest Marsden, que disparasen partículas con carga positiva (alfa) a una fina lámina de oro. Como era de esperar, la mayoría la atravesaron, pero una pequeña parte, una de cada ocho mil, se desviaban o incluso rebotaban. Rutherford y compañía estaban atónitos. "Es como si disparases balas de cañón a una hoja de papel y rebotasen contra ti". Su conclusión fue que el hecho de que la mayoría de las partículas atravesase la lámina de oro indicaba que gran parte del átomo está vacía, que la desviación de las partículas alfa indicaba que tanto el deflector como las partículas poseen carga positiva (pues la desviación siempre es dispersa) y que el rebote de esas pocas partículas indicaba que se habían topado con una zona fuertemente positiva del átomo. Este experimento confirmó el modelo moderno que tenemos del átomo, con un núcleo centro y los electrónes girando a su alrededor. 9. Enrico Fermi demuestra la reacción atómica en cadena (1942) A mediados del siglo XX, los científicos ya tenían claro cuál era la estructura del átomo, y gracias a los trabajos teóricos de Einstein, sabían también que la materia y la energía son la misma cosa y que una pequeña cantidad de energía podía, en teoría, ser convertida en una enorme cantidad de energía. Es decir, que de alguna manera debía ser posible dividir átomos para liberar gigantescas cantidades de energía. El italiano Enrico Fermi puso a prueba esta idea con un experimento que llamó "la pila atómica". Lo que hizo fue disparar un neutrón hacia un átomo del isótopo uranio 235 con el objetivo de convertirlo en un átomo de uranio aún mayor. El uranio 236 tendría una undad de masa más, gracias al neutrón añadido, pero es tan inestable que inmediatamente se divide en dos átomos más pequeños y dos neutrones. La masa total de los átomos menores sumada a la de los neutrones era inferior a la masa del isótopo de uranio 236 que los había generado, y esa masa perdida se había convertido en energía, según la famosa ecuación de Einstein E=mc². Los dos neutrones se dispararon, chocando con otros dos átomos de uranio 235, provocando dos reacciones idénticas a la anterior, que liberaron cuatro neutrones, que volvieron a chocar con cuatro átomos de uranio 235... Esta es la famosa reacción en cadena que se produce en las centrales nucleares o en la explosión de una bomba atómica. 10. Rosalind Franklin fotografía el ADN con rayos X (1953) Aunque el descubrimiento de la estructura del ADN, con su forma de doble hélice, fue merecedora de un Nobel en 1962, un miembro del equipo científico sin el que el descubrimiento nunca hubiese sido posible quedó fuera del reconocimiento. Se llamaba Rosalind Franklin y había muerto de cáncer en 1958 a los 37 años. Franklin fue la autoda de una importante fotografía tomada por difracción de rayos X que sirvió para revelar una gran cantidad de información sobre la estructura del ADN. Franklin utilizó la difracción de rayos X porque la molécula del ADN es tan pequeña que no sería posible analizarla con simples rayos X. Como si se tratase de bolas de pinball, los rayos C pasan a través de las estructuras moleculares que forman el ADN, rebotando contra ellas en su camino y dispersándose, o difractándose, en distintas dirección. Cuando los rayos X salen del ADN, dejan un patrón sobre el papel fotográfico. Según las leyes de la difracción, los rayos X que se moviesen a través de una estructura en hélica se dispersarían en ángulos perpendiculares a la hélice, creando un patrón en forma de X. Eso fue precisamente lo que captó Franklin. Patrocinado por Abengoa Lo más Tecnología El confidencial 1. AirBnb: ¿intermediario o responsable? AirBnb: ¿intermediario o responsable? 2. MX5, análisis: la china Meizu ataca con su 'smartphone'... MX5, análisis: la china Meizu ataca con su 'smartphone' más completo 3. Cómo Disney aprovecha el 'big data' para... Cómo Disney aprovecha el 'big data' para ahorrarte colas en sus parques 4. Un estadounidense alojado en Madrid con Airbnb, atacado... 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No es porque lo diga yo, está demostrado, lo han asegurado científicos, Dalai Lama, Gregg Branden, etc. Además de sanar, armoniza y une a las personas. El que quiera usar otra palabra como meditación, mindfullness, al final, el resultado es parecido... Votar positivo1 Denunciar Comentario Responder ferminator Lector influyentedesde 12.05.201521 comentarios #9 12.08.2015 - 03:43 H Compartir Y esto a quien le interesa ? ... lo importante es el "FURBOL" !!! Votar positivo0 Denunciar Comentario Responder rossa Lector influyentedesde 06.04.2015200 comentarios #8 11.08.2015 - 16:56 H Compartir Los experimentos están bien escogidos, pero el texto está hecho con los pies. Además de muchas falsedades e imprecisiones, tiene hasta faltas de ortografía. Votar positivo2 Denunciar Comentario Responder channon Lector influyentedesde 25.06.20111879 comentarios #7 10.08.2015 - 23:12 H Compartir "Experimentos"... "Prueba y error"... La Humanidad -la vida, en realidad, en su totalidad- es el fruto de un súper-hiper-macro "experimento global". ¿Cuántos experimentos han ido realizando a lo largo de muchos miles de años nuestros congéneres para descubrir propiedades medicinales -o venenosas- de miles y miles de especies vegetales distintas? Por ejemplo ¿Cuántos lo pagaron con su vida... y cuántos se beneficiaron? Por mi parte, tengo una "querencia" muy especial por los clásicos. La mayoría (estoy convencido), sin el conocimiento actual; porque se habrán perdido para siempre. Me quedo, por ejemplo, con Arquímides y su "¡eureka!". O Eratóstenes, que -sólo gracias a una inteligencia que, como todo lo genial, parece el colmo de la sencillez- calculó (casi con exactitud) las dimensiones de nuestro planeta (¡esférico! además, estaba claro que era esférico). Votar positivo1 Denunciar Comentario Responder gholam Lector influyentedesde 15.03.2011259 comentarios #6 10.08.2015 - 13:27 H Compartir Oiga, al plumilla se le ha olvidado glosar el descubrimiento del corrector orcográfico, ¿por qué será? Votar positivo7 Denunciar Comentario Responder martinlc Lector influyentedesde 24.03.201539 comentarios #5 10.08.2015 - 02:35 H En respuesta a underwater Compartir Gracias por su comentario. Me ha encantado. Votar positivo2 Denunciar Comentario Responder underwater Lector influyentedesde 06.05.20141144 comentarios #4 10.08.2015 - 01:40 H Compartir Se les ha quedado en el tintero que hacia 1886 un tal Heinrich Rudolf Hertz montó una especie de antena de alambre de unos dos metros, a la que empezó a dar chispazos, lo que provocaba que en otra antena cercana se produjeran pequeñas chispazos. Según Hertz ocurria que se estaban produciendo "ondas electromagneticas" en la primera antena y que las captaba la otra antena. Eso si, el Hertz afirmó que tales ondas electromagneticas nunca tendrian ninguna utilidad ni uso práctico y que se limitarian a ser una mera curiosidad de laboratorio. Él mismo reconocia que los negocios no era su fuerte. Votar positivo19 Denunciar Comentario Responder nomelocremix Lector influyentedesde 17.06.201575 comentarios #3 09.08.2015 - 23:18 H Compartir Del experimento 1 de galilelo es mejor este video https://youtu.be/E43-CfukEgs. Es simplemente alucinante Votar positivo11 Denunciar Comentario Responder borjagonzalezseoane Lector influyentedesde 06.06.20154 comentarios #2 09.08.2015 - 22:57 H Compartir ¡Gran artículo! ¡Qué grande es la historia de la ciencia! Votar positivo13 Denunciar Comentario Responder abib054 Lector influyentedesde 04.05.2009132 comentarios #1 09.08.2015 - 22:38 H Compartir "que una pequeña cantidad de energía podía, en teoría, ser convertida en una enorme cantidad de energía" debe ser "que una pequeña cantidad de masa..." Y en el experimeento de MilliKan la placa de arriba no ha de ser de carga negativa, sino positiva.