lunes, 20 de julio de 2015

La Biopolítica de Foucault

Tomado de: http://www.elciudadano.cl/2012/11/11/59961/la-biopolitica-de-foucault-un-concepto-esencial-para-comprender-la-sociedad-contemporanea/ La Biopolítica de Foucault: Un concepto esencial para comprender la sociedad contemporánea · 11 NOVEMBER, 2012 09:11 MUNDO, POLÍTICA, PORTADA, REPRESIÓN, VIVIENDA Biopolítica el nombre que da el filósofo francés Michel Foucault a una forma específica de gobierno que aspira a la gestión de los procesos biológicos de la población. Foucault sostiene que la Biopolítica es efecto de una preocupación anterior del poder político: El Biopoder, que son un conjunto de estrategias de saber y relaciones de poder que se articulan en el siglo XVII sobre lo viviente en Occidente. El geógrafo y politólogo sueco, Rudolf Kjellén, en los años ’20 publicó una serie de escritos que integraban los nuevos saberes, intentando pensar al Estado como un organismo. Buscando nombres apropiados para las diferentes ramas de la nueva ciencia política que vislumbraba, acuñó los términos ‘geopolítica’ y ‘biopolítica’. Este último concepto lo aplicó a la vida social, a las luchas de ideas e intereses entre grupos y clases que transcurren en la sociedad[1]. Si bien la idea pergeñada por Kjellén no se coincide con el uso que le da el filósofo francés, Michel Foucault, la similitud está en intentar “abordar la realidad política del Estado poniendo entre paréntesis las categorías jurídicas. Para ambos, la realidad del Estado es, aunque de diferentes maneras, una forma viviente”[2]. Las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población son los ejes alrededor de los cuales se despliegan los mecanismos de poder sobre la vida. La anatomía y la biología, la emergencia del individuo como inteligibilidad posible y las tecnologías que lo encierran dan cuenta de un poder cuya función ya no es matar, sino que invadir la vida en su totalidad. Biopolítica el nombre que da el filósofo francés Michel Foucault a una forma específica de gobierno que aspira a la gestión de los procesos biológicos de la población. Foucault sostiene que la Biopolítica es efecto de una preocupación anterior del poder político: El Biopoder, que son un conjunto de estrategias de saber y relaciones de poder que se articulan en el siglo XVII sobre lo viviente en Occidente. Esta modalidad se despliega sobre lo humano. Primero se pensó en el cuerpo “como máquina: su educación, el aumento de sus aptitudes, el arrancamiento de sus fuerzas, el crecimiento paralelo de su utilidad y su docilidad, su integración en sistemas de control eficaces y económicos, todo ello quedó asegurado por procedimientos de poder característicos de las disciplinas: una anatomopolítica del cuerpo humano”[3]. El surgimiento del Biopoder absorbe el antiguo derecho de vida y muerte que el soberano detentaba sobre sus súbditos y, en las sociedades post Revolución Francesa, aspira a convertir la vida en objeto administrable. Foucault acusa el surgimiento de una tecnología individualizante del poder, que por medio del análisis de los individuos, sus comportamientos y sus cuerpos, aspira a producir cuerpos dóciles y fragmentados. En función de esto se inventan herramientas como la vigilancia, el control, el conteo del rendimiento o el constante examen de las capacidades. Este pensamiento vino a cuajar en el siglo XVIII con el desarrollo de un dominio de saber antes ajeno a las preocupaciones de los administradores del poder: la demografía. “El desarrollo en el siglo XVIII de la demografía, de las estructuras urbanas, del problema de la mano de obra industrial, hizo aparecer la cuestión biológica y médica de las ‘poblaciones’ humanas, con sus condiciones de existencia, de hábitat, de alimentación, con su natalidad y mortalidad, con sus fenómenos patológicos (epidemias, endemias, mortalidad infantil). El ‘cuerpo’ social deja de ser una simple metáfora jurídico-política (como la que encontramos en el Leviatan) para aparecer como una realidad biológica y un campo de intervención médica”[4]. La Biopolítica es heredera de esta preocupación y nueva forma de gestión por parte del poder político. Foucault sitúa su emergencia a mediados del siglo XVIII y acusa que es un procedimiento que se dirige al cuerpo-especie, abriendo para el gobierno de los cuerpos una biopolítica de la población”[5]. Se instauran así una serie de mecanismos y técnicas sobre lo social que buscan el cuidado de la vida bien gestionada. Foucault sostiene que dicha inteligibilidad busca “tomar en gestión la vida, los procesos biológicos del hombre-especie, y asegurar no tanto su disciplina como su regulación (…) Más acá de ese gran poder absoluto, dramático, hosco, que era el poder de la soberanía, y que consistía en poder hacer morir, he aquí que aparece, con la tecnología del biopoder, un poder continuo, científico: el de hacer vivir”[6]. EL NACIMIENTO DE LA BIOPOLÍTICA En el libro “El nacimiento de la biopolítica” (FCE), se integran las clases impartidas por el filósofo francés en el Collège de France entre 1978 y 1979. La compilación fue editada por Michel Senellart y se aboca a lo que Foucault denomina el arte de gobernar, que es la “manera meditada de hacer el mejor gobierno y, también, al mismo tiempo, la reflexión sobre la mejor manera de posible de gobernar”[7]. “Querría determinar de qué modo se estableció el dominio de la práctica del gobierno, sus diferentes objetos, sus reglas generales, sus objetivos de conjunto para gobernar de la mejor manera posible. En suma, es el estudio de la racionalización de la práctica gubernamental en el ejercicio de la soberanía política”[8]– comenta Foucault al comienzo del libro. A contrapelo de los universales historicistas, se propone “no interrogar los universales utilizando la historia como método crítico, sino a partir de la decisión de la inexistencia de los universales para preguntar qué historia puede hacerse”[9]. Foucault también analiza el instrumento intelectual a partir del cual desde el siglo XVIII el Estado es obligado a autolimitarse: la economía política. Desde ese “No es la sociedad mercantil la que está en juego en este nuevo arte de gobernar (…) La sociedad regulada por el mercado en la que piensan los neoliberales es una sociedad en la que lo que debe constituir el principio regulador no es tanto el intercambio de las mercancías sino los mecanismos de la competencia. Son estos mecanismos los que deben tener el máximo de extensión posible, los que deben ocupar el mayor volumen posible en la sociedad. Es decir que lo que se trata de obtener no es una sociedad sometida al efecto mercancía sino una sociedad sometida a la dinámica de la competencia. No es una sociedad de supermercado sino una sociedad de empresa. El homo economicus que se quiere reconstituir no es el hombre del intercambio, tampoco el hombre consumidor; es el hombre de la empresa y la producción”[10]. punto el filósofo emprende el análisis de las formas de esa gubernamentalidad liberal. LA PARRESÍA Y LA RETÓRICA “El Coraje de la verdad”, por su parte, (FCE) reúne las clases del último curso que dictó Michel Foucault en el Collège de France, entre febrero y marzo de 1984, año en el que profundiza los análisis llevados en el curso “El gobierno del sí y de los otros”. Ya en la primera clase, Foucault dice que le resulta interesante “analizar, en sus condiciones y sus formas, el tipo de acto mediante el cual el sujeto, al decir la verdad, se manifiesta, y con esto quiero decir: se representa a sí mismo y es reconocido por los otros como alguien que dice la verdad”[11]. Si bien es un análisis que corona su trayectoria teórica centrada en el análisis de las relaciones de poder, de la emergencia de dispositivos de control social y de sujeción, de mecanismos de subjetivación y de producción de verdades, “El coraje de la verdad” apuesta por revisar lo que significa el “decir veraz” en política tomando distancia del platonismo y su mundo trascendente de formas inteligibles, y acercándose más al cinismo antiguo desplegado como filosofía práctica. En esta obra vemos a Foucault en un trabajo de hermenéutica con la filosofía clásica griega. Como en gran parte de su obra, vuelve sobre los tópicos de los modos de veridicción, los modos de decir la verdad en el parresiasta, el sabio, el profeta y el docente. En la analítica de Foucault aparecen Alcibiades, el interrogatorio socrático, el autoexilio de Heráclito o la interpelación de Isócratres a Nicocles. “Creo que, desde la cultura griega, el sujeto que dice la verdad adopta esas cuatro formas posibles: o es el profeta, o es el sabio, o es el técnico, o es el parresiasta”[12]. Contrapone la parresía a la retórica, la que acusa de “no implicar ningún lazo del orden de la creencia entre quien habla y lo que éste enuncia”[13]. A si juicio, en dicha práctica discursiva “se deshace el lazo entre el que habla y lo que dice”, en cambio la parrhesía “establece, pues, entre quien habla y lo que dice un lazo fuerte, necesario, constitutivo, pero abre bajo la forma del riesgo el vín culo entre el hablante y su interlocutor”[14]. Para Foucault la parrhesía es algo muy distinto a una técnica o un oficio, sino que una actitud, una manera de ser emparentada con la virtud. Como muy bien lo dice el título del libro, Foucault entiende la parrhesía como “el coraje de la verdad en quien habla y asume el riesgo de decir, a pesar de todo, toda la verdad que concibe, pero es también el coraje del interlocutor que acepta recibir como cierta la verdad ofensiva que escucha”[15]. Su horizonte es interrogar, como en casi todos sus escritos anteriores, los regímenes de verdad; las relaciones entre verdad, poder y sujeto. NEOLIBERALISMO Y BIOPOLÍTICA “Michel Foucault: Neoliberalismo y biopolítica”, editado por Vanesa Lemm (Ediciones Universidad Diego Portales), congrega a estudiosos de la obra foucaultiana de diversas nacionalidades, quienes retoman, revisan y rearticulan desde distintas disciplinas sus proposiciones referidas a las nuevas formas de gubernamentalidad. Lemm parte por aclarar que “los nuevos dispositivos de poder se basan en una forma de racionalidad política que toma sus criterios a partir de nuevos campos de objetos que se encuentran al exterior del Estado: la economía política y el sistema del derecho. Este saber/poder antisoberano no persigue más reinar sobre sujetos que tienen su estatus o privilegios diferenciados, sino que quiere gobernar sobre una pluralidad de hombres que forma una población. A esta nueva configuración de saber/poder Foucault le llama gubernamentalidad”[16]. El libro se estructura en cinco capítulos que congregan a los investigadores. Están dedicados a la gubernamentalidad neoliberal; a las relaciones entre el neoliberalismo, la economía y la ley; a los nuevos dispositivos de seguridad; a la construcción de un sujeto revolucionario; y a una biopolítica afirmativa: productividad y creatividad de la vida. Según cuenta Lemm, los ensayos de la primera parte del libro se preguntan ¿qué nuevo tipo de legitimidad y de derechos tiene el sujeto viviente? O ¿cómo hace la forma neoliberal de gobernar para proteger, asegurar, potenciar la vida de aquellas poblaciones más marginales de la sociedad? Y sobre ¿qué significa potenciar la vida y el cuerpo de cada uno en la lógica neoliberal caracterizada por la privatización de la seguridad social y el ideal de ser empresarios de sí mismo? Al asumir que la seguridad neoliberal no quiere decir ausencia del riesgo, sino más bien cálculo del riesgo. Lemm parafrasea al filósofo Carlos Marx en su tesis que decía que todos los derechos liberales se pueden resumir en el derecho a la seguridad. A la hora de referirse a las resistencias posibles a las subjetivaciones y los dispositivos de control de esta nueva forma de poder, Lemm invita a revisar a las dos últimas partes del libro “debido al hecho de que estas formas de poder constituyen ellas mismas la subjetividad del sujeto en tanto sujeto obediente a normas que parecen originarse desde su propio interior o naturaleza, y por tanto difícilmente identificables como formas de represión u opresión, la cuestión de la resistencia en regímenes neoliberales es más que nunca actual y necesaria”[17]. BIOPOLÍTICAS DEL SUR “Biopolíticas del Sur”, editado por Isabel Cassigoli y Mario Sobarzo (Arcis ediciones), reúne varias ponencias del Primer y Segundo Coloquio de Biopolítica, realizados en 2007 y 2008. Tal como dicen sus editores, se trata de “increpar el régimen de verdad de los saberes , sino también –y este sería el plus del libro- el modo en que los saberes operan, intervienen y constituyen ‘la cuestión social’”. Articulado en torno a matrices conceptuales que arrancan desde el pensamiento foucaultiano abarcan temas como las matrices conceptuales de la biopolítica, economía, territorio y población, dispositivos educacionales, los medios y el espectáculo del poder y soberanía y estados de excepción. La recopilación conecta con los trabajos de Foucault. Uno de los autores, Edgardo Castro, se lanza a entender cómo el filósofo francés entiende el liberalismo: “El liberalismo no es para Foucault fundamentalmente una doctrina económica y tampoco lo es la noción de mercado, sino una racionalidad política, gubernamental, que surge en el Occidente moderno en relación con la forma que tomó la soberanía estatal en la época de la Razón de Estado, durante los siglos XVII y XVIII, y que se reformuló a mediados del siglo XX en relación con la necesidad de legitimar y construir una nueva forma de soberanía luego de la derrota de la Alemania nazi”[18]. Castro destaca que para Foucault el mercado durante la Edad Media y hasta el siglo XVII, funcionó como un lugar de justicia, o sea, de reglamentación acerca de los productos, sus tasas, el justo precio; con el liberalismo el mercado será un lugar de producción de la verdad. “Es la supuesta naturalidad del mercado, en efecto, la que permite discernir entre las prácticas correctas o incorrectas de gobierno”[19]– sostiene Castro parafraseando al autor francés. Damián Pierbattisti añade que “los dispositivos de seguridad y los mecanismos disciplinarios constituyen los dos grandes ejes de una doctrina de gobierno cuya característica reposa sobre la producción permanente de las libertades”[20]. Marco Valencia, por su parte, acerca las nociones de biopolítica a las políticas de vivienda y espacios urbanos en Chile. Revisando las políticas de vivienda desde la Ley de Habitaciones Obreras de 1906, hace un recorrido por los proyectos CORVI de los ’60 y ’70, alineados con la estrategia nacional desarrollista. “La ciudad como estructura simbólica de la renovación social se constituyó en un claro campo de acción para los discursos desarrollistas (…) Una retórica de poder y deseo, una forma de asegurar legitimidad pero también de impulsar integración. La ciudad y su arquitectura como dispositivos de persuasión social, como elementos de seducción del nuevo paraíso modernista”[21]. Valencia se coloca en el Santiago de 1973, lugar que a su juicio es un momento de inflexión de “una curva que comienza a ascender desde la ciudad industrial de la CORFO hasta alcanzar el punto más alto de integración urbana al consumo de las “masas”, con los regímenes nacional populares. Es nuestro 68 chileno, el principio y el fin de una era. Donde los profetas desarmados de la UP vieron que nacía la ciudad del hombre nuevo, no sabían que estaban viviendo ya el ocaso de un modelo urbano asociado al Estado regulador y al crecimiento de la producción y de la redistribución bajo patrones fondistas keynesianos”[22]. Punto de inflexión y comienzo de una nueva ciudad, diseñada ahora por el poder extremado de una dictadura militar neoliberal. Valencia resalta la imagen de la llama de la libertad y el altar de la patria inaugurados en 1975. Esta nueva monumentalidad de la dictadura “se posan en el viejo paisaje del eje cívico, frente al Palacio de La Moneda, representando la restauración del orden y la disciplina entre la calle Bulnes y La Moneda en ruinas”[23]. Por su parte, Paula Aguilar firma un lúcido trabajo sobre el discurso y la praxis de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid) a la luz de las nociones de Foucault sobre población, dando cuenta que en la inteligibilidad dada a los denominados ‘Estados fallidos’, se lanza una “compleja trama de fórmulas de control y resistencia territorial. El discurso sobre el terrorismo lleva como contraparte la capacidad de intervenir humanitariamente en cualquier lugar en que sea necesario”[24]. Aguilar hace ver que “la definición de los riesgos planteada por la USAID estipula que cualquier población vulnerable es potencialmente disruptiva para la seguridad nacional (de Estados Unidos)”[25]. Otra avenida que permite el pensamiento de Foucault es su aplicación en el análisis de los movimientos sociales y las prácticas de resistencia. Iván Pincheira apunta que “en el Chile de la postdictadura se ha pasado de las doctrinas de la ‘seguridad nacional’ a las ‘doctrinas de la seguridad ciudadana’, nuevo dispositivo discursivo, corpus doctrinario polarizador del entorno social”[26]. Pincheira concluye que “el nuestro ya no es el tiempo en que los dispositivos de control se ejecutan privilegiadamente en los espacios de encierro, sino que fundamentalmente en los espacios abiertos; de la circulación y el acontecimiento. Es acá donde el capitalismo tiene el imperativo, antes de producir cosas, de producir sujetos. Que logre o no producirlos a la exacta medida de sus requerimientos es, justamente, lo que configura las luchas sociales contemporáneas. Será, por tanto, en este lugar, el de las ‘formas de vida’, donde se configura el campo de lucha, de la táctica y la estrategia”[27]. Por Mauricio Becerra Rebolledo @kaleidoscop El Ciudadano banner600 NOTAS: [1] Un análisis detallado de esto se halla en Castro, Edgardo: Biopolítica: orígenes y derivas de un concepto. Publicado en Cuaderno de Trabajo #1 Biopolítica, gubernamentalidad, educación, seguridad. III Coloquio Latinoamericano de Biopolítica, septiembre de 2011. Unipe, Buenos Aires. [2] Ibíd. Pág. 7. [3] Foucault, Michel: Historia de la Sexualidad. Vol. I La voluntad de saber. Siglo XXI Editores. Vigésimo cuarta edición, 1996. Pág. 168. [4] Foucault, Michel: Ética, estética y hermenéutica. Traducción de Ángel Gabilondo. Editorial Gallimard, París, 1994. Pág. 209. [5] Foucault (1996). Loc. cit. Pág. 168. [6] Foucault (1996). Loc. cit. Pág. 199. [7] Foucault, Michel: El nacimiento de la biopolítica. FCE, 2007. Pág. 17. [8] Ibíd. [9] Ibíd. Pág. 19. [10] Foucault, Michel: Nacimiento de la Biopolítica. Pág. 268. [11] Foucault, Michel: El coraje de la verdad. FCE, 2010. Pág. 44. [12] Ibíd. [13] Ibíd. Pág. 32. [14] Ibíd. Pág. 33. [15] Ibíd. Pág. 32. [16] En Michel Foucault: Neoliberalismo y biopolítica. Edición de Vanesa Lemm, Ediciones UDP, 2010. Pág. 13. [17] Ibíd. Pág 17. [18] Castro, Edgardo: ¿Qué es política para la biopolítica?. En Biopolíticas del Sur. Pág. 27. [19] Ibíd. Pág. 27. [20] Pierbattisti, Damián: Marx, Foucault y la Biopolítica: La población como efecto de la ley de acumulación capitalista. En Biopolíticas del Sur. Pág. 69. [21] Valencia, Marco: La vivienda popular en Santiago. Cuatro momentos en el siglo 20. Una aproximación desde la biopolitica. En Biopolíticas del Sur. Pág. 153. [22] Ibís. Pág. 157. [23] Ibíd. Pág. 159. [24] Biopolíticas del Sur. Pág. 132. [25] Aguilar, Paula: Seguridad, territorio (s) y población (es): Apuntes para pensar las formas políticas de la intervención en América Latina. En Biopolíticas del Sur. Pág.171. [26] Pincheira Torres, Iván: Del miedo y la seguridad; a las luchas ético/estéticas en el Chile de hoy. En Biopolíticas del Sur. Pág. 286. [27] Ibíd. Pág. 290.

martes, 14 de julio de 2015

El capitalismo neoliberal puede ser combatido. Entrevista con Noam Chomsky.

Tomado de: http://iberoamericasocial.com/el-capitalismo-neoliberal-puede-ser-combatido-entrevista-con-noam-chomsky/?utm_content=buffer16458&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer Por Jose María Barroso Tristán ChomskyNoam Chomsky (1928), profesor de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), es considerado uno de los mayores intelectuales en activo. Su creación de la gramática generativa le coloca en un puesto de honor en la lingüística. Además, esta trayectoria en la lingüística la ha conjugado con un intenso activismo social, siendo uno de los mayores analistas de la política mundial. Son famosos sus estudios sobre los mass media y sobre las injerencias de los Estados Unidos sobre los gobiernos latinoamericanos, especialmente de Centroamérica. Conjugado con lo anterior, es considerado uno de los referentes mundiales tanto en el campo de la educación como de la filosofía. El profesor Chomsky nos hizo un espacio en su apretada agenda para realizar la presente entrevista con Iberoamérica Social. En ella hablamos brevemente con él sobre temas como la relación entre medios de comunicación y el sistema educativo, la relación política en la tragedia de Ayotzinapa o las alternativas sociales entre otros temas. Iberoamérica Social: Usted ha hecho profundos análisis sobre los mass media y el impacto que estos tienen sobre la opinión pública. Sabemos también que las grandes corporaciones de la comunicación, a través de filiales, dominan la producción de los libros de texto que se utilizan dentro de los sistemas educativos nacionales. ¿Qué consecuencias trae esto en la formación de los ciudadanos? Noam Chomsky: Para muchos jóvenes, esos libros de texto y sus contenidos son una ventana al mundo actual, a su historia y al por qué de cómo son las cosas que los rodea. Imagina a los Estados Unidos, el país más rico y poderoso de la historia, con sus grandes ventajas –en el puesto 27 de 31 miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) en medidas de justicia social, poco más arriba que México o Turquía, con datos mucho peores para los afroamericanos y las minorías de las poblaciones indígenas. No hay manera de que los ciudadanos estadounidenses entiendan esta situación y qué puede y debe hacerse sin un estudio de los dos grandes pecados de su sociedad: la exterminación de los pueblos nativos y siglos de campos mortales de trabajo de esclavos, que es lo que les permitió conseguir el desarrollo industrial actual, junto con las políticas que acarrean tragedia y crímenes hasta nuestros días. Por supuesto, hay mucho más que esto, igual que en el resto de países. Los libros de texto ayudan a la ciudadanía significativa, o pueden socavar sus perspectivas. IS: Esta falta de estudios sobre los grandes problemas de las sociedades lo relaciono con la lógica del poder de imponer su realidad. ¿Quién es el poder y cuáles son sus herramientas? NC: Quién es el poder depende de la naturaleza de la sociedad. Si es un estado puramente totalitario (un tipo ideal), la autoridad del estado es el poder, y las herramientas serían la coacción, incluso llegando a la violencia. Si se trata de un estado capitalista del modelo occidental, con procedimientos democráticos formales y protección de algunos derechos civiles, el poder está más diseminado, un conglomerado de poderes estatales y diversas formas de poderes económicos con ingresos públicos. Las herramientas utilizadas van desde la coacción hasta la propaganda en múltiples formas. Para determinarlas todas, habría que analizar casos particulares. IS: El 26 de septiembre de 2014 tuvo lugar la tragedia de la Escuela Normal de Ayotzinapa, en México, donde seis estudiantes fueron asesinados y otros 43 fueron víctimas de desaparición forzosa. Hasta el día no hay culpables por ello, pero se han demostrado fuertes relaciones entre el Cártel Guerreros Unidos y la policía local. Considerando que los mass media y la justicia están en connivencia con el Estado. ¿Podríamos estar hablando sobre la impunidad de la violencia estatal a través de la tercerización de la represión? NC: Como muchos otros, he perseguido esta horrible atrocidad tanto como he podido. Supongo que la historia completa y los motivos de quienes la llevaron a cabo nunca serán revelados completamente, pero no hay duda de la implicación de la policía con las bandas narcotraficantes, al menos con complicidad tácita; probablemente, mucho más, del ejército y sectores de la clase política. Todavía hay más horrores que el descubrimiento de las fosas comunes de las otras víctimas, más pruebas sobre las espeluznantes tragedias que convirtieron México en lo que algunos denominan «tumbas de narcos», monstruosas consecuencias de una «guerra de drogas» que empezó en Washington, una desgracia para América Latina y para la población afroamericana de los Estados Unidos, el objetivo principal. Uno de los elementos esperanzadores de estas atrocidades es que pueden no quedar completamente impunes, y, tal vez, los movimientos sociales emergentes serán capaces de cerrar este terrible capítulo de la historia de México. IS: Siento en sus palabras una profunda esperanza en las personas, los movimientos sociales y sus posibilidades de cambiar la situación en la cual vivimos. ¿Cree que las organizaciones civiles son capaces de combatir y acabar con el sistema capitalista neoliberal? NC: Hacer predicciones sobre los asuntos humanos es un esfuerzo con pocas probabilidades. Dependen, en gran medida, de las voluntades y elecciones. Ciertamente, el capitalismo neoliberal puede ser combatido y se pueden derrotar algunos de sus peores rasgos. De hecho, esto ya ocurre, especialmente en Latinoamérica. Cuán lejos llegue depende de nosotros. No hay límites. IS: Muchas gracias, señor Chomsky. Traducción por: Elena Flores Valentín Etiquetado como Educación, Mass Media, Pensamiento Político, Violências

lunes, 13 de julio de 2015

"Programas sociales no solucionan la pobreza y la desigualdad"

Tomado de: http://gestion.pe/economia/programas-sociales-no-solucionan-problema-pobreza-y-desigualdad-2112991 Nóbel de Economía: "Programas sociales no solucionan la pobreza y la desigualdad" Miércoles, 05 de noviembre del 2014 ECONOMÍA07:34 El economista de la Universidad de Harvard, Eric Maskin, plantea que los gobiernos de países emergentes inviertan en capacitar a trabajadores menos preparados para combatir desigualdad. 45 inCompartir 2 Omar Mariluz omar.mariluz@diariogestion.com.pe El gobierno del presidente Ollanta Humala ha incrementado el presupuesto de los programas sociales en los últimos años, sin embargo, su impacto en la reducción de la pobreza y la desigualdad sería solo de corto plazo. El Premio Nobel de Economía 2007, Eric Maskin, comentó que los programas sociales, como el de transferencias condicionadas, alivian la pobreza inmediata, pero no solucionan el problema de largo plazo y menos la desigualdad en el país. “Los programas sociales pueden proteger de los efectos de la pobreza extrema pero este efecto es de corto plazo, no va a reducir el problema a largo plazo”, dijo durante una conferencia magistral organizada por el CIES en su XXV Seminario Anual 2014. La pobreza cayó 1.9 puntos porcentuales a 23.9% en el 2013, mientras que el presupuesto de los programas sociales aumentó en 50% ese año y la mayoría de analistas espera que al cierre del 2014 se mantenga en ese mismo nivel, ante la desaceleración de la economía peruana. Planteamiento Pero para resolver el problema de la pobreza y desigualdad en el largo plazo, el también profesor de la Universidad de Harvard plantea, como tesis central, la capacitación de los trabajadores menos preparados, pero con financiamiento del Estado. “La población debe tener los medios para ganarse su propio sustento y los programas sociales pueden ayudarles a llegar a ese punto dándoles asistencia, educación y capacitación laboral a corto plazo inmediato y a largo plazo”, propuso. El problema, según Maskin, radica en que el sector privado no cuenta con los incentivos suficientes para capacitar a los trabajadores menos preparados, por lo que esta función debería ser asumida por el Estado. Y en tal sentido propuso que las empresas reciban un subsidio o beneficio tributario por dar capacitación a los trabajadores menos preparados, de tal forma que ambas partes gozan de un beneficio, que repercutirá en el mediano plazo en la economía. El Nobel de Economía, además, es partidario de flexibilizar el mercado laboral de economías como la peruana, para que las empresas puedan reajustar sus necesidades de mano de obra según sus requerimientos de producción. Pero esto no significa, aclaró Maskin, que los trabajadores pierdan beneficios laborales o se elimine el salario mínimo, necesario para la productividad. EN CORTO Nobel 2007. Eric Maskin, recibió el Premio Nobel en Economía en el 2007 junto a Leonid Hurwicz y Roger Myerson por sentar las bases de la teoría del diseño de mecanismos, muy relevante para entender el funcionamiento de los mercados. Ha contribuido también a la teoría del juego TAGS: programas sociales, pobreza en el Perú, Premio Nobel de Economía, transferencias, Harvard , Eric Maskin